Hoy que la vulgaridad y chabacanería abundan, y escuchamos letras y que de canciones-así se atreven llamar a eso- donde solo hablan de sexo, donde no hay ninguna sensualidad, se ofende a las mujeres colocándolas como simple objeto sexual. Comparto plenamente con la letra de una canción de Olga Tañón que dice: “el amor no es puro sexo, el amor no es puro gozo”.
Hoy estamos frente a los que algunos han llamado Modernidad Liquidad, Era del Vacío, donde prima el más feroz individualismo y el hedonismo. Mientras se exacerba lo programático, lo efímero, nuevamente se decreta la muerte del sentimentalismo, de los poetas.
Pero recuerda no es la primera vez que “asesinan a los poetas”, los han intentado liquidar muchas veces. Entre esos algunos engreídos intelectuales y académicos, que se creen poseedores únicos de la palabra y la razón. Pero no pudieron. Son resistentes los poetas, por la simple razón de que el amor es resistente y no muere. ¿Y si no por qué algunos o muchos aun disfrutamos escuchando una balada, leyendo a un poeta, o una novela romántica? A pesar de toda la gente se sigue enamorando.
Por qué a pesar de los sofisticados y avanzados medios tecnológicos, aun a muchos nos gusta oír, sentir, ver a los ojos, tocar a una persona, en vez del computador. Olvídate, por las redes te informas o te conectas, pero por las redes no se ama.
Por eso siempre les digo, no me manden un e-mail ni un mensaje por el Twitter, denme un beso, un abrazo, tómate una copa conmigo, cantemos y compartamos una torta de cumpleaños. Últimamente en mis aniversarios han aumentado las felicitaciones por e-mail, pero cada vez lo celebro con menos gente en la mesa y cantando el cumpleaños.
El amor no se lleva con la soledad. La soledad es una huida momentánea para reflexionar, pero hay que volver. El computador nos puede servir para la presentación y el insistir, pero no hace el trabajo del amor, y que me perdonen los amantes virtuales, pero tarde temprano tiene que haber cuerpo: cara a cara, ojos a ojos, rozar pieles.
Pero a pesar de todo esto, el Amor renace, nos toca, nos mueve, nos estremece. Aunque suene cursi, Ud. puede tener salud y dinero, pero si no hay amor no es feliz. Cuánta poesía, cuánta música, cuantas novelas, cuantos despechos y sin sabores, cuántas familias, cuántas depresiones, suicidios, cuántas alegría y emociones, todos y todas en su nombre.
Cuantas enfermedades los médicos no consiguen explicar. Y al final todo se lo atribuyen al estrés, y resulta que muchos casos
son padecimientos propios del amor. El amor puede ser para algunos una enfermedad que no tiene cura. Pero que divina es padecerla. Que viva el amor, que vivan los poetas y buenos cantores, para que sigan diciendo aquello que a veces nos cuesta decir a nosotros.
Pedro Rodríguez Rojas
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