Hay quienes aseguran que, en términos generales el maridaje y gastronómicamente hablando, el maridaje es la unión íntima y armoniosa entre cualquier bebida y algún platillo; sin embargo, los grandes sommeliers, enólogos y sibaritas hacen énfasis en que este concepto debería aplicarse únicamente al arte de casar, metafóricamente, el vino con la comida con el firme propósito de, al combinarlos, realzar los sabores de ambos
Aclarado este punto, hoy les contamos que traemos información que les hará agua la boca y los obligará a llamar casi de inmediato a esas personas especiales con las que les gustaría poner en práctica las exquisitas combinaciones que les presentaremos a continuación, maridajes perfectos y alucinantes que les regalarán a sus paladares experiencias únicas e inolvidables, convirtiéndolos así en expertos casamenteros de vinos y quesos, una pareja que no pasa de moda, que no se separa ni se divorcia; una pareja excepcional que es la envidia de todos y que seguramente a partir de este momento se convertirá en el invitado de honor de todas tus celebraciones.
Así, este maridaje tiene algunos lineamientos generales que nos indican cuál debe ser la combinación adecuada entre cada tipo de queso y su respectiva alma gemela vinera, tal como es el caso de los quesos suaves que van de maravilla con los vinos blancos ligeros o rosados.
Con el brie…
Por su suave y untuosa textura, así como por su delicado y exquisito sabor, el queso brie, mejor conocido para nosotros como queso tentación, uno de sus nombres más comerciales, marida armónica y sutilmente con aquellos vinos que respeten su delicadeza, como por ejemplo una buena champaña. Sin embargo, si no eres amante de los espumosos y prefieres los tintos, te recomendamos acompañar este delicioso queso con merlot joven.
Con el cheddar…
Un auténtico y fogoso romance se hace más que evidente cuando se juntan la versión más suave del cheddar y un buen vino tinto ligero y frutoso; aunque al parecer, a este queso le encanta coquetear, tanto que puede fácilmente emparejarse con algún otro vino, como por ejemplo un blanco o un cava… Pero… Cuando se trata de él, la cosa no es tan sencilla, porque si es natural también puede maridar con un voluptuoso chardonnay, mientras que su versión condimentada se lleva mejor con un Rioja.
Con el azul…
Dicen que polos opuestos se atraen, por lo que a nadie debería sorprenderle que un queso potente y saldado armonice magistralmente con un vino poderosamente dulce, por lo que hoy elegimos un buen Madeira o un gran Porto Tawny para que sean los acompañantes de este queso. Sin embargo, también hay quienes aseguran que el azul es sumamente versátil, por lo que se puede volver inseparable de vinos tintos con cuerpo y fuertes como los de La Rioja, así como de blancos jóvenes, secos y ácidos de cuerpos potentes y buen grado alcohólico e, incluso, de algún esposo fresco, floral y espléndido, con notas afrutadas y finas burbujas, cuya frescura liga y limpia perfectamente la potencia de los quesos azules.
Con el de cabra…
Por las características tan exquisitas y particulares de la leche de cabra, los quesos que se derivan de ella tienen picos de sabores asombrosos que excitan las papilas gustativas con absoluta facilidad, los cuales se pueden ver sutilmente matizados al combinarlo con un inmejorable gewürztraminer, el cual, junto al queso de cabra, hará enloquecer a tu paladar. Pero, por ser un queso producto de considerable variedad, este tipo de queso también marida de maravilla con otros tipos de vinos; como por ejemplo…:
- Los tiernos o semiblandos hechos con leche pasteurizada van con vinos blancos secos naturales o rosados.
- Los de pasta blanda, corteza lavada o hechos con leche cruda van con los blancos jóvenes afrutados.
- Los curados y ahumados van con los vinos blancos fermentados en barrica o tintos de crianza.
- Las tortas de pasta blanda y corteza enmohecida van con las cavas.
- Los muy curados van con aromáticos tintos de reserva.
Con el manchego…
A ver, seamos honestos, ¿A quién no le gusta una noche de tapas y picoteo con los amigos? Si saben a qué nos referimos, seguramente una de las primeras cosas que les vino a la mente fue una linda tablita con un buen trozo de queso manchego sobre ella, y es que él es, sin duda alguna, sinónimo de compartir, de celebración y de disfrute, por lo que debemos asegurarnos de acompañarlo como realmente se lo merece, como por ejemplo con un paisano de La Rioja o con un ibera del Duero, dos opciones que maridan armónica y exquisitamente con este particular producto lácteo.
Con el mozzarella…
Este versátil, noble y delicioso queso es uno de los preferidos por grandes y chicos, pues no sólo es divino si se come crudo y fresco, sino que funde tan bien que resulta perfecto para pizzas, gratinados y demás formas de preparación y degustación, por lo que sería justo y necesario devolverles los favores recibidos con un buen vino que le haga honores a su calidad y resalte aún más su ya atractivo sabor, entre los que destacan, con una delantera bastante considerable en comparación con los otros vinos, el chianti joven o un buen vino toscano, los cuales harán que de tu boca salgan libres como el viento suspiros de placer y expresiones de gozo.
Con el parmesano…
Sin duda alguna este queso es el favorito de muchos, el compañero más fiel de la pasta y uno de los invitados especiales de las mesas italianas, una exquisitez a la que nadie se resiste que le puede hacer agua la boca hasta al más curtido de los comensales, pues su inigualable sabor es una de las cosas más maravillosas sobre la faz de la tierra. Para degustarlo como Dios manda y hacer que sus picos de sabor afloren hasta más no poder, te recomendamos acompañarlo con una copa de algún vino tinto joven como el Lambrusco o, si prefieres, con un blanco suave, un buen chardonnay chileno o californiano, con los que tiene una amistad inquebrantable.