Gabriel José Lucena Vargas (20) pedía auxilio, suplicaba que no lo dejaran morir, tras ser baleado en el intercostal, en el momento en el que se dirigía a su casa ubicada en la comunidad Alí Rafael Primera, kilómetro 6 de la vía Quíbor, zona oeste de la ciudad.
El hecho sangriento fue a las 6 de la tarde del jueves.
Marina Lucena, estaba sentada en la morgue, un hombre la abrazaba mientras ella lloraba. Se movía y repetía que su hermano era una buena persona, era trabajador. Asegura que fue herido como a dos cuadras de su vivienda, lo auxiliaron hasta el seguro social Pastor Oropeza, y desde su llegada “lo acostaron en el piso, porque no había camilla” .
Ella pasó en varias ocasiones y Lucena Vargas no hacia más que pedir que no lo dejaran morir, la joven le pedía a los médicos que lo atendieran, pero solamente lo drenaron, expresa la dama. “Me pidieron hacerle unos exámenes para poder operarlo y cuando ya traía el resultado, me dijeron que murió”, cuenta la muchacha a medida que sus lágrimas corren por sus mejillas.
Comenta que la víctima fatal era una persona que se ganaba la vida vendiendo jabones artesanales, que él fabricaba y precisamente el jueves había salido a cobrar a unos clientes que le debían en la misma comunidad. Desconocen quien le pudo haber disparado, pero saben que su asesino se llevó su cartera y su dinero. Con su muerte queda una bebe de 6 meses de nacida huérfana de padre. Era el tercero de cinco hermanos.