Durante algunos meses estuvimos siguiendo, a través de Telemundo, la serie dedicada a la siempre admirada y recordada artista de origen cubano Celia Cruz, donde nos mostraron su trayectoria, sus calamidades, su exilio, sufrimientos y éxitos acumulados.
El comienzo de la carrera de Celia Cruz, estuvo signada por innumerables problemas de índole familiar, los cuales se oponían a su atracción por el canto y la farándula, pero apenas comenzaba a despuntar su talento, hizo su aparición en la isla de Cuba el régimen castro-comunista, con su carga de segregación, hostigamiento y persecución a los disidentes.
Así tenemos, como al instaurarse el régimen “comunista” en Cuba, se inició una persecución implacable contra Celia Cruz y su familia, llegando incluso a la confiscación de sus hogares o residencias y no conforme con todo esto, arremetieron de manera brutal en contra de la popular orquesta La Sonora Matancera, al resistirse a postrarse de rodillas ante la revolución.
Desde el inicio de la serie me esforcé en seguirla muy de cerca, no solamente por su contenido novelesco sino, como el contenido de su trama mostraba y desnudaba el proceso de destrucción al cual fue sometido la isla del Caribe y su maléfica intención de tratar de exportar la desgracia y desidia del comunismo.
Por otra parte, cuando observamos el desarrollo de ese engendro político no podemos evitar hacer un símil con cuanto ocurre en nuestro país, y resulta inevitable ocultar la enorme coincidencia e identificación que guardan ambos regímenes entre sí, tanto en lo ideológico como en la manera de ser y actuar.
Es así como existe una enorme similitud en el lenguaje procaz e insolente, en la agresividad en contra de la propiedad privada, el hostigamiento al empresariado, la coerción a la libertad de expresión, la presencia masiva del componente militar, milicianos, colectivos, comunas, condenando a la opacidad a la sociedad civil y qué decir de la nociva práctica contentiva de un enfermizo culto a la personalidad de sus líderes.
Sin embargo, lo que más nos preocupó y generó angustia cuando veíamos la serie televisiva, es lo similar que resulta el camino a transitar, como estamos alcanzando la misma pobreza física y mental de la población, la rancherización de las ciudades y el deterioro de su patrimonio histórico y cultural, la ideologización y pobre contenido de la educación y la exagerada militarización de los organismos e instituciones.
De tal manera, que todo indica que el régimen venezolano pareciera ser una copia fiel u original del régimen comunista cubano, que su parecido no es mera coincidencia, lo cual vendría a confirmar las tantas veces denunciada circunstancia, de existir una supuesta subordinación al castro-comunismo y su perjudicial influencia en nuestra necesaria soberanía.
En conclusión, si bien el contenido de la serie nos brindó una fascinante historia musical, todo parece indicar que nos encontramos transitando un espinoso camino que nos conducirá, irremediablemente, a un estado militarista y comunista lo cual truncará nuestros sueños y futuro, y nos condenará a la disgregación del grupo familiar, a la miseria y la abolición total de nuestra ideas libertarias. Valor y Pa´lante.
