En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: nadie puede servir a dos amos, porque odiara a uno y amara al otro… en resumen no pueden ustedes, servir a Dios y al dinero (Mt 6,24).
El dinero puede ser adquirido honestamente o corruptamente; también el dinero se puede usar bien, o usar mal. De tal manera que no se puede adorar al dinero, pero debemos entender que el dinero es necesario, es un instrumento para vivir dignamente y poder ayudar al necesitado. Dios es quien debe iluminar el sentido del dinero.
Debemos estar conscientes de que existen fortunas injustas; existen riquezas, que se han hecho excluyendo a la mayoría, por eso dice Isaías: ay de los que añaden casa por casa y juntan campo por campo, hasta apoderarse de todo (Is. 5,8)
Es además muy grave, cuando los impíos dicen, no creer, y por lo tanto no necesitar de Dios; sólo se apoyan en su dinero, hecho injustamente.
Precisamente ese es el error, cambiar a Dios por el dinero. Se trata de entender que la gran riqueza es Dios, y Dios quiere que el hombre, se capacite, se organice, y produzca riqueza, honradamente, y pueda cubrir sus necesidades; origine trabajo para tantos y ayude a los más necesitados y débiles. De esa manera la persona humana, cumple la voluntad de Dios; eso es lo que Dios quiere; porque el Señor rechaza la codicia, hasta decir: es más fácil, que un camello entre por el ojo de una aguja, que un codicioso entre en el reino de los cielos (Mt. 19,24)
Por eso, debemos unir Dios y riqueza digna, ya que el Señor no bendice el hambre, ni la miseria, ni la ignorancia, sino que su deseo es que ese recurso exista en libertad, desarrollo y progreso para todos, en verdadera justicia y paz.
Así: ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos pescados y pronunció la bendición; dio los panes a la gente. Comieron todos y se saciaron, recogieron los trozos sobrantes en doce canastos, comieron cinco mil hombres. (Mt 14, 19-21). El Señor quiere vida digna, para todos, desde una riqueza honesta.
Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto
Evangelio
Mateo (6,24-34): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia». Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.
S.S. FRANCISCO
¿En qué se parece el puesto de portero de fútbol a la vida?
El papa Francisco compartió una reflexión a partir del fútbol, concretamente sobre el portero, porque su función en el campo de juego tiene algunas similitudes con la vida misma.
“A mí me ayuda mucho pensar en el fútbol… ¿Por qué? Porque él tiene que atajar la pelota de donde se la patean, no sabe de dónde vendrá. Y la vida es así”
…en la vida “hay que tomar las cosas de donde vienen y como vienen. Y cuando yo me encuentro frente a situaciones que no esperaba, que hay que resolver y vinieron de acá cuando yo las esperaba de allá”.
…“si se actúa con espíritu de compañerismo, dejando de lado el individualismo o las aspiraciones personales. Si se juega pensando en el bien del grupo, entonces es más fácil obtener la victoria”.
Por otro lado, indicó que el agradecimiento es “una de las características del buen deportista”. “Si pensamos en nuestra vida, podemos traer a la memoria el recuerdo de tantas personas que nos han ayudado y sin las cuales no estaríamos aquí.”.
“Sentir de este modo nos ayuda a crecer como personas, porque nuestro ‘juego’ no es solo nuestro, sino también el de los demás, que de algún modo forman parte de nuestras vidas”.