La cabeza contiene órganos tan importantes como los ojos, el oído, el gusto y el olfato. Es un órgano por el que todas las energías nerviosas pasan por un conducto muy estrecho, situado en el cuello, de allí la gran importancia que tiene mantenerse equilibrado para que la espina dorsal no se contraiga, no duela, no se tense. La posición es crucial en nuestro desenvolvimiento diario, los estiramientos y respirar profundo dan vitalidad y descanso a la espalda y por ende al cerebro. Si el cuello duele y no trabaja bien, no pueden recibirse los mensajes enviados por el cerebro a los centros específicos. Si las arterias se comprimen hay poca sangre fluyendo hacia el cerebro. Después de un día pesado unos minutos bastan para sentirse mejor. La buena respiración es fundamental en nuestro diario vivir.
La mayoría de las personas tienen sus expresiones tensas y retorcidas, parecen disgustados, amargados, llevan su boca y puños apretados, se les ve prisa y angustia, su expresión demuestra tensión en su musculatura, estrés.
Estirarse, estirarse, estirarse y respirar hondo produce sus beneficios, tal cual se siente en el cuerpo el beneficio de los nutrientes que consumimos y nos ponen en acción con ánimo. La vida no es solo dar a los demás sino darse uno mismo para sentirse mejor.
Nuestras acciones son la sensación de hábitos que tienen inicio como el hilo de una telaraña, hilo a hilo se van atando hasta formar un hábito. Es fácil romper un hilo, pero muy difícil romper millones de esos hilos enraizados en nosotros por años hasta atraparnos totalmente. De allí que sea tan necesario ir reemplazando a nuestra telaraña vital las malas costumbres y cambiarlas por las buenas que no dañan ni aprisionan la existencia. Un buen hábito ayuda, uno malo entorpece nuestro desarrollo físico mental y espiritual.
La mente puede comprender todo lo que ha pasado en el mundo y lo que hay sobre él; seríamos una raza de seres sabios si fuéramos conscientes de todo, no de la única décima parte que utilizamos, dejando a un lado las otras nueve subconscientes en donde reside el conocimiento real de todo lo que ha sucedido en la tierra, de la capacidad que tenemos de ser, de hacer y de vivir, sabiendo equilibrar las cargas sin dejarnos hundir en el miedo anulador de toda capacidad, fuerza intelectual y espiritual.
Solo quienes se someten a un adiestramiento pueden cavar hondo en el subconsciente y llevar a la superficie recuerdos y conocimientos ignorados que existen. El privilegio de esos maestros llamados niños de una mente serena, auténtica puede hacer frente a lo que quiera hacer y lograr, no hay impedimentos en sus mentes. La mente es una esponja que absorbe conocimientos, pero somos nosotros mismos quienes forjamos nuestras propias barreras, esas que nos impiden avanzar y superar cualquier impedimento.
Sin disciplina no es posible lograr un ser humano controlado y sensible. La ignorancia, la falta de voluntad y coraje es lo que lleva muchos a seguir la ley del menor esfuerzo; no tiene la capacidad de mirarse al espejo y decirse todo lo necio que es, su pobre voluntad, su autoestima devaluada y pereza que muestra ante él mismo.
La próxima semana indicaré unos ejercicios para sentirse mejor y aprender a vivir tranquilos en medio de esta vorágine de amarguras diarias.
El tiempo es como el agua del riachuelo que va haciendo en nosotros su ardua labor de desgastarnos la breve dicha de la vida que se enjuta y acaba sin haberle dado un poco de tranquilidad y alegría.