El Presidente de la República en la presentación de en su Memoria y Cuenta 2016 ante el TSJ, repitió argumentos que viene esgrimiendo desde 2014: “A pesar de la guerra económica y la caída de los precios del petróleo…. “he aumentado los salarios por encima de la inflación para proteger al trabajador, 9 de cada 10 venezolanos de la tercera edad reciben su pensión, se incrementó el monto de la tarjeta socialista de los hogares de la patria a Bs. 50.000 y se han cancelado por completo las obligaciones de la deuda.
Ante la misma instancia, el TSJ, con ocasión del Presupuesto Nacional 2017, a mediados de octubre el vicepresidente Istúriz presentó el documento con las premisas básicas: asciende a 8,4 billones de bolívares fuertes, casi seis veces más que el del año anterior, de los cuales el 83 por ciento se financiará con impuestos y tributos. Y aunque no lo dice expresamente, se apela a un tecnicismo intentado ocultar que mediante emisión de deuda se conseguirá cerca de 14%. Las exportaciones petroleras aportarán apenas un 3,2%. Dicho en lenguaje llano: la principal fuente de riqueza del país, el petróleo, no aportará recursos al Presupuesto de la Nación. Según Maduro: “se estimó en 30 dólares el barril, pero podría estar unos 15 o 20 dólares por encima”.
¿Y qué se hace entonces con el ingreso petrolero?
Una parte se destina al servicio de la deuda externa, que según el primer mandatario ascendió a 60.000 millones de dólares cancelados en los dos últimos años. Otra porción va a parar a fondos especiales, llamados “excedentes” con los cuales, según el Ministerio de Economía y Finanzas (2012) se pretende “afianzar el modelo productivo socialista”. Sobre la cuantía y manejo de estos fondos en divisas es poco lo que sabe, no hay rendición de cuentas, ni mensajes a la nación ni contraloría pública, ni de ningún tipo. La restante porción se destina a la compra de comida y medicinas.
¿Y cuáles son las fuentes de ingresos del Seniat?
El organismo encargado de la administración tributaria tiene establecida una meta de recaudación de 7 billones de bolívares para el 2017, seis veces superior a la cifra de 2016. Técnicamente, supone una inflación de 650%. Sobre esta base, una pregunta del mayor interés debe hacerse.
Específicamente, de dónde aspira el gobierno sacar el dinero. La respuesta no puede adelantarse sin tener una referencia previa que sirva de comparación. Según el portal electrónico del Seniat, esta es la estructura de los tributos.
Las cifras muestran que, las contribuciones por Impuesto sobre la Renta, ISLR, que efectúan los agentes de mayores ingresos, en 2016 es idéntica a la observada en 1997. Luego de haber mostrado signos alentadores en materia de justicia distributiva, entre 1997 y 2008, en el sentido de que el que más tiene más pague, se retrocede penosamente. Se retorna al punto de partida. Al comparar las cifras de 2008 con las de 2016 hay un retroceso evidente. De cada 100 bolívares recaudados 33 provenían de aportes de los sectores pudientes, mientras que en 2016 su aporte se ha reducido a 21 bolívares.
Haciendo la observación que, a pesar del aumento de tasas impositivas, los aportes empresariales son menores debido a que la producción de riqueza en el país ha disminuido. Muchas empresas trabajan con capacidad ociosa por falta de materias primas o dólares para la importación.
Y como contrapartida, en irritante contraste, los consumidores, los sectores de más bajos recursos, son los que llevan la mayor carga, según se desprende de la información. Si en 2008 aportaban 46 bolívares por cada 100 recaudados, en 2016 aportan 57.
Difícilmente puede decirse, más allá de la ironía, que esto sea justicia distributiva. Volvamos al presupuesto de 2017 y la meta de 7 billones del SENIAT. Si no provienen del petróleo, ni de aportes empresariales, entonces, ¿de dónde saldrán los recursos? Del Impuesto al Valor Agregado.
Los consumidores pagaremos los platos rotos de una desquiciada política oficial. Explico. Un trabajador con salario mínimo en enero 2016 devengaba Bs. 24.853 mensual (Bs. 11.577 en efectivo + cesta ticket), al gastarlo íntegramente contribuyó con Bs. 2892 por concepto de IVA. En enero 2017, con un salario de Bs. 104.000 por el mismo concepto paga Bs. 12.480 al mes. Aumentos ficticios de salarios que se traducen en más IVA y más recursos para el gobierno.
La respuesta oficial al problema del financiamiento del presupuesto se resuelve con inflación. Si antes el tanque de gasolina costaba Bs.
4 ahora cuesta 270. Un kg. De café, producido por empresas del Estado,valía Bs. 40 ahora cuesta Bs. 12.000. De no cambiar el rumbo de la política económica, es previsible que se acorte el plazo de la llegada de la hiperinflación.
