Desde su prisión en el Helicoide, Yon Goicoechea envió su discurso, leído por el diputado Juan Andrés Mejías durante el conferimiento de la orden Bassil Da Costa a 19 presos políticos, que destacan en apego a sus valores de democracia, libertad y derechos humanos.
Un juez no puede ser independiente si lo pueden despedir de un plumazo, planteó Goicoechea, o si por decidir lo que es justo puede caer preso. “Quienes hoy ejercen un cargo judicial están amenazados, pero eso no los exime de su obligación de hacer justicia, de actuar con ética. Para salvar sus cargos no pueden destruir nuestras vidas”.
Yon Goicoechea está detenido desde el 29 de agosto de 2016. El Gobierno le atribuyó la tenencia de cordones detonantes. “Hace seis meses salí de mi casa, al pasar el tunel de La Trinidad me detuvieron 30 funcionarios con armas largas y carros sin identificación judicial. Me amarraron las manos con plástico y me echaron una chaqueta en la cabeza. Me encerraron en una celda de castigo en el Helicoide. La única luz que entraba fue tapada con bolsas de basura. Así estuve tres días desaparecido. A las 56 horas fui trasladado al tribunal, me llevaron 30 funcionarios con capuchas negras, trajes de comando y armas largas”.
Para Goicoechea, la confianza en el poder judicial es nula. Mucha gente prefiere tomar la justicia en sus manos o claudicar por temor. Los pobres y excluidos de Venezuela no pueden pagar los abogados y desconocen el camino para hacer justicia. Está convencido de que no habrá estado de derecho hasta que el poder judicial y los órganos auxiliares no lleguen hasta el barrio más pobre y lejano.
La justicia tiene un precio que debemos pagar, planteó Goicoechea. Implica renuncias: la renuncia a la venganza porque quienes son humillados no humillarán, estarán satisfechos venciendo el mal y erradicándolo del país. La renuncia a la corrupción, porque los policías fiscales y jueces de la nueva Venezuela no harán grandes fortunas, su pago será la paz. La renuncia al control partidista sobre los poderes, porque no basta que quienes apoyan el PSUV luego nos apoyen a nosotros. Necesitamos jueces que no se arrastren, que no se vendan, que no se asusten y no necesitamos hombres poderosos que ejercen su poder contra ellos desde Miraflores, Fuerte Tiuna o el PSUV. “En Venezuela tenemos una justicia humillada. Es cierto que en la historia republicana hemos apoyado caudillos que ofrecen pan, venganza, circo e impunidad, a cambio de igualdad ante la ley. Es urgente poner de primero la justicia para avanzar hacia el desarrollo, incluso económico”.
Yon se pregunta: ¿Para qué justicia si no hay comida? Y responde: La economía no mejorará si no hay estabilidad jurídica. “Tiene que haber justicia para que los pobres no duerman escuchando tiroteos desde sus casas. Para que se acabe la violencia y paguen los delincuentes que andan sueltos. La justicia sirve para que los venezolanos seamos iguales y dejemos de ser súbditos a un partido político”.
El preso político propone soluciones a ese drama. Para que haya Estado de Derecho es indispensable un ordenamiento jurídico y social, jueces y fiscales independientes, obediencia de órganos policiales y militares a decisiones judiciales y eficiencia administrativa de servicio público. Se necesitan reformas: Incrementar la cantidad de juzgados y fiscalías en un plazo de cinco años, pues el número de causas asignado a cada funcionario es imposible de asumir.
Le urge eliminar la provisionalidad de los cargos en el sistema y volver a los concursos judiciales. Descentralizar y fortalecer el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y asignar esas competencias a los estados y municipios. Pide también sueldos justos en la administración de justicia para evitar la corrupción, fortalecer la inspectoría de tribunales y triplicar el número de defensores públicos.
Humanizar las cárceles y calabozos es imprescindible. “Hay que atender el hacinamiento, simplificar los trámites administrativos, impulsar la municipalización, acercar la justicia a los pobres y fortalecer la protección social de los funcionarios”.
Goicoechea rechazó la violación constitucional en la que incurren quienes lo mantienen preso pese a que los tribunales le otorgaron la libertad. “Ni el Sebin, ni las FAN, ni las policías ni los partidos políticos están por encima de la ley”. Llama a evitar las ínfulas de quienes se sienten poderosos con una banda detrás y aseguró que no los derrotarán. “Si nos arrinconan los arrollaremos, si nos matan otros seguirán, si nos encierran gritaremos desde las celdas y si tratan de comprarnos nos reiremos en sus caras. Mientras más humillen más avanzaremos, no nos van a agotar.”
Goicoechea no olvida a Bassil Da Costa. “El salió a marchar y no volvió”. El único hijo varón de una madre soltera envió un mensaje en las redes sociales, sería el último: “El que está aquí sale a marchar sin miedo y con la esperanza de encontrar un futuro mejor.”
Estoy seguro que Bassil está en un lugar mejor, pero yo hubiera querido para él otro destino, que volviese a la universidad, reconoció. A él y a otros jóvenes los hubiese querido cargando y besando el cuello de sus hijos recién nacidos, pero a Basil lo mataron, por eso me entrego a luchar por Venezuela hasta mis últimos días, a materializar los sueños de mi generación. No importa que hoy esté preso, que me duelan los huesos por dormir en el suelo, no me rendiré porque Venezuela no se arrodilla.
Tras agradecer a todos los defensores de Derechos Humanos, quienes “se vuelven nuestros hermanos, se nos hacen indispensables”, Goicoechea mostró su convicción de que la justicia volverá a Venezuela.
Reconocidos
El acto de reconocimiento organizado por la ONG Fundeci y el Consejo de la Orden Bassil DaCosta en su única clase, que preside Janeth Frías, madre del joven asesinado el 12 de febrero de 2014, honró a diecinueve personas que se han destacado en apego a sus valores de democracia, libertad y defensa de los derechos humanos de los venezolanos, hasta el punto de perder su libertad por la de todos.
Elenis Rodríguez, directora de Fundeci, inició el acto en el Colegio de Abogados de Caracas, donde fue entregada la orden los familiares de Yon Goicoechea, Carmen Gutiérrez, Andrea González, Betty Grossi, Dany Abreu, Alejandro Zerpa, Vasco DaCosta, José Luis Santamaría, Víctor Hugas, Juan Miguel De Sousa, Comisario Rolando Guevara, Comisario Iván Simonovis Aranguren, los policías metropolitanos Luis Enrique Molina, Arube Pérez, Héctor Rovain, Marco Hurtado, Erasmo Bolívar y los comunicadores sociales Rafael Hernández Marcano y Edgar López.
Janeth Frías, en su intervención, pidió a los venezolanos, en especial a los familiares de los presos, perseguidos y exiliados políticos, no desmayar, mantener la fe como lo hizo ella durante tres años, hasta lograr justicia para su Bassil. Prometió seguir luchando por una Venezuela próspera, de oportunidades en igualdad, libre y democrática como lo soñaba su hijo.
En representación de los familiares de los policías metropolitanos condenados por los sucesos del 11 de abril de 2002, Laura Pérez de Molina recordó que los exfuncionarios son los presos políticos más antiguos de este régimen. “Ya tienen casi 14 años tras las rejas, pagando una condena que no les corresponde, porque aquel 11 de abril salvaron la vida de muchos. No quiero que ni mis hijas ni las de otros sigan creciendo en prisión».