María Mendoza es una señora de 50 años de edad que se encontraba en un cola, desde hace tres horas, para comprar tan solo dos panes, de los llamados canillas. Lo que para cualquiera era visto como una fila, para ella una pequeña muestra de en qué se convirtió Venezuela en la actualidad y la impotencia quebró por completo la paz y tranquilidad de María Mendoza.
La aturdida cincuentona, en medio de su regreso a casa, se topo con periodistas de EL IMPULSO que recorrían las calles en búsqueda de conocer el lado humano de la crisis. Mendoza intercepto al equipo reporteril y deseo manifestar el desasosiego que la atormentaba.
“Nadie puede escapar de lo que está sucediendo. Cómo es posible que ahora tengamos que hacer cola para comprar dos panes que nos los comemos de una sentada. No hablo solo por mi porque gracias Dios en mi casa tenemos algo más que comer el resto del día, pero he tenido que compartir todo el día con adultos mayores, que viven solos y no tiene a nadie y su día es venir a hacer la cola hoy por comida y mañana por un kilo de harina y luego llegar a su casa, comer y acostarse a dormir para continuar con esta rutina. Todos sabemos que estamos en crisis, unos más afectados que otros, pero todos vivimos con miedo, el dinero no nos alcanza y tenemos familiares o amistades que han muerto por culpa de la delincuencia o la falta de medicina. Todos estamos hundidos en el mismo caos y ni el gobierno o la oposición harán algo para ayudarnos, y estamos conscientes, pero seguiremos como unos borregos haciendo cola y no saliendo en las noches para que no nos maten”, expresó Mendoza entre lágrimas que demostraban un gran dolor y tristeza.
Mendoza deseo enviarle y preguntarle a la sociedad civil acerca de qué tan conscientes estaban de que el problema no eran los partidos políticos, ni la oposición ni el oficialismo, para ella los culpables de lo que sucede es de cada uno de los ciudadanos que se levantan en la mañana a hacer cola, a ver como se muere un ser querido por falta de medicina o que no tenga el dinero necesario para alimentar a sus hijos, simplemente por dejarse llevar por el desgano y no buscar luchar por recuperar a un país que le pertenece a 30.000 millones de venezolanos y no un pequeño grupo que manipula todo a su antojo.