Victoriano de los Ríos nació en Santa Cruz de Tenerife, España en 1910. Huérfano de padre a los 9 años, asiste y trabaja con el fotógrafo Anselmo Benítez durante diez años en su pueblo natal. Antifranquista como era, participó en la guerra civil española. En 1947 llega a Venezuela y trabaja en la revista Élite donde realiza documentales fotográficos y series.
Atrapado por la figura de Armando Reverón, se dedicó a fotografiarlo entre 1949, hasta la muerte de éste en 1954. Las fotos icónicas del pintor de Macuto son obras de Victoriano de los Ríos, considerado junto a Alfredo Boulton, Fina Gómez Revenga y Ricardo Razetti como destacados fotógrafos artísticos del siglo XX de nuestro país. Trabajó en el Seguro Social y el Banco Obrero. Fue miembro de la Asociación Venezolana de Periodistas, actual Colegio Nacional de Periodistas.
En 1958, obtiene la nacionalidad venezolana y recién creado el Cuerpo Técnico de Policía Nacional, trabajó en el área de fotografía científica, específicamente en la División de Medicina Legal, dedicándose a la microfotografía, destacándose como iniciador de la especialidad en la nación.
El fotógrafo caraqueño, residenciado en Barquisimeto, Cruz Arzola, fue contratado por la familia del fotógrafo a su fallecimiento en 1975, para inventariar el legado del artista y testimonia la variedad y calidad de equipos con los cuales contaba, lo cual permite apreciar su pericia, formación y dominio de los procesos fotográficos. Describe como de cada equipo contaba con réplicas, aunado al riguroso formalismo de conservación con la cual almacenaba su obra. La Fundación Fototeca de Barquisimeto cuenta con una ampliadora marca Omega, parte de su legado.
Refiriéndose al trabajo fotográfico de Victoriano de los Ríos, el escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, en un comentario crítico publicado en el suplemento La Esfera, señala: “… la originalidad no es en la obra de De Los Ríos una pura búsqueda de efectos gráficos o simple preocupación formal: se desprende más bien, de un criterio propio según él tanto el hombre como el paisaje tienen aspectos ocultos y no obstante reales. Delatar expresiones del subconsciente, ha sido invariablemente su intención. De ahí la extraña complejidad de sus motivos y temas”.
Sólo una muestra presentó en vida: “Reverón mago de la luz, interpretado por Victoriano de los Ríos”, exhibida en la Corporación Venezolana Agraria en 1949. A su muerte la Galería de Arte Nacional, le dedicó una exposición póstuma en 1989, de la mano del investigador Douglas Monroy, nombrada “Armando Reverón a la luz de Victoriano de los Ríos”.
Su obra se caracterizó por un extraordinario dominio de los procesos técnicos; de la graduación de tonalidades grises, consagrada por los puristas de entonces como expresión máxima del dominio del arte fotográfico. Su obra toma al subconsciente por asalto, y hace tangible lo imaginario. Tanto que termina por convertirse en lugar común y parte consciente de la nación.