El lenguaje político es una forma específica de comunicación cuya característica principal es estar dotado de un carácter performativo. Este es una forma particular de lenguaje que no describe ni registra nada, un lenguaje cuyas afirmaciones no son ni verdaderas ni falsas. Antonio Gala, dramaturgo español, sostiene que “a la política se dedican quienes no sirven para otra cosa”. Esta posición de Gala es reforzada por la periodista Elvira Lindo en un artículo aparecido en El País en el año 2005, al afirmar que «hay un aburrimiento que se palpa, un hartazgo de los debates políticos, una sensación de que la política es algo que ocurre entre políticos y periodistas, retroalimentados en sus declaraciones y en las contestaciones a sus declaraciones. Y si bien no sería acertado ni justo decir que todos los políticos son iguales, hay mucha gente que los observa, los escucha a diario y se pregunta: ¿si no fueran políticos, para qué servirían?”
Hace años, Bertolt Brecht envió un mensaje a quienes se dedican a la política como oficio: «el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de las medicinas, dependen de decisiones políticas”. Después expresó en su poema: “el analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo…» Brecht fue un intelectual comprometido con los valores de la paz y la justicia. El no atacó directamente a los gobiernos, pero sí a las razones por las que “muchas veces nos encontramos en el poder con gente que nunca hubiéramos querido ahí”.
Sobre los hombres podridos de la política, el maestro peruano Jorge Basadre escribió: “los podridos han prostituido y prostituyen palabras, conceptos, hechos e instituciones al servicio exclusivo de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y de sus apasionamientos; pretendiendo convertir a nuestro país en una charca. Que el Perú no se pierda por la obra o inacción de los peruanos”. Un bonito mensaje que nos envió Basadre a quienes pensamos en una Venezuela de progreso, democrática y libre de imposiciones.
La indiferencia del creciente número de analfabetos políticos aspirando cargos no va a arreglar la situación del venezolano y simplemente permitirá que la misma gente se mantenga en el poder, ya sea por los votos por inercia, por la compra de conciencias o por abstención. Esta manera de proceder ha sido el caldo de cultivo de las injusticias y las desigualdades sin darse cuenta que ellos mismos pasarán a ser superfluos y prescindibles como seres humanos en las garras de los déspotas y los corruptos. Todos ellos, tanto los cobardes cómplices como los egoístas triviales, no hacen más que alimentar la esclavitud de los otros y su propia servidumbre.
@alvareznv