Los jubilados pertenecientes al Ministerio de Educación, por tercera semana consecutiva, se congregaron en la plaza El Encuentro para exigir el pago del bono de alimentación.
Fue una manifestación en donde cada uno de los afectados reflejaba su realidad a través de pancartas. En ellas plasmaban cómo el irrisorio salario que devengan no les alcanza para adquirir los alimentos básicos y medicinas, así las leyes que se violan en esta discriminación de entrega de recursos.
Una urna hecha con cartones y papel fue una analogía de la manera en la cual quedaron los derechos de los jubilados en lo que respecta al cobro de la cesta ticket.
El profesor Frank Andrade, Secretario Nacional de Contratación y Conflicto, destacó que existe una violación del artículo 21 de la Constitución dado que mientras los jubilados de empresas como Pdvsa, el Seniat, el Ipasme, las Fuerzas Armadas y la Asamblea Nacional cobran bono de alimentación, los docentes jubilados continúan siendo discriminados.
“El Gobierno debe considerar y cancelar el beneficio del cesta ticket a nuestros jubilados.Muchos de ellos están padeciendo para llevar los alimentos a sus hogares y no tienen cómo cancelar sus medicinas. El ejemplo más cercano que tenemos es que la semana pasada tres docentes de Barquisimeto fallecieron al no tener recursos con los cuales comprar sus medicinas”, expresó.
En tanto, el profesor Fernando Rivero, en medio de la concentración, sostenía una pancarta que simbolizaba la cruda realidad que pasan los venezolanos, en donde el mísero sueldo que devengan no les alcanza para la compra de productos básicos tan comunes como lo es el azúcar, el café y el arroz.
Igualmente relató que el 95% de su sueldo se va en comprar comida de cola en cola para ver dónde y cómo le rinde mejor su dinero. “Seguiremos en esta lucha frontal para que el Ministerio nos de la cesta ticket cómo al resto de los trabajadores. Nuestro días se pasan de cola en cola para ver donde tendremos mejor suerte de comprar productos regulados, simplemente porque nuestra disponibilidad económica no es la suficiente para adquirir productos bachaqueados”.
Rivero ve con preocupación que come dos veces al día y ha tenido que dejar de compartir con su familia porque sus días se van en la búsqueda de ingresos o de productos regulados. “Ahora la moda es que consiguen productos en precios internacionales pero la disyuntiva es que nuestro sueldos son nacionales y no alcanza para hacerse cargo de la brecha de la inflación. Esto ha sido una lucha larga pero este año ha tomado más relevancia porque la necesidad es cada día mayor”.
