La canciller Delcy Rodríguez acusó al presidente Donald Trump de agredir a Venezuela y de apoyar a un cabecilla de acciones violentas, en un endurecimiento de la postura del gobierno venezolano frente a la nueva administración estadounidense con la que había mantenido un discurso cauto en las últimas semanas.
Rodríguez rechazó el miércoles por la noche el comentario que realizó horas antes Trump en su cuenta de Twitter, cuando pidió la liberación inmediata del dirigente encarcelado Leopoldo López, y publicó una fotografía en la que aparece en la Casa Blanca junto a la esposa del político, Lilian Tintori, el vicepresidente Mike Pence y el senador republicano Marco Rubio.
La canciller venezolana consideró como una «intromisión» y «agresión» las palabras del mandatario estadounidense, y dijo en su cuenta de Twitter que «pretende dar órdenes en nuestra patria».
Agregó que era lamentable que los cabilderos y las «mafias mayameras», en complicidad con la oposición venezolana, le «impongan» a Trump las políticas contra Venezuela.
En los últimos días Trump manifestó preocupación por la situación de Venezuela en las conversaciones telefónicas que sostuvo con el mandatario colombiano Juan Manuel Santos, el peruano Pedro Pablo Kuczynski y el argentino Mauricio Macri.
Después de reunirse con el presidente estadounidense, Tintori expresó que el gobernante estaba preocupado por la situación del país y de López, quien el 18 de febrero cumplirá tres años de encarcelamiento. El dirigente opositor fue condenado en el 2015 a casi catorce años de prisión por promover unas protestas en la capital en las que fallecieron tres personas.
Poco antes de que Trump se refiriera a López, el presidente Nicolás Maduro había manifestado que no quería «problemas» con su par estadounidense y lo exhortó a que abriera los ojos y oídos y no se dejara llevar al terreno de «equivocaciones» y «derrotas» de sus antecesores.
Maduro dijo que la cadena de noticias CNN, cuya señal de la filial en español fue sacada del aire la víspera en Venezuela, y el Departamento de Estado le estaban imponiendo a Trump una «política equivocada» hacia Venezuela, y estaban promoviendo una «intervención general masiva» y una «agresión» al país suramericano.
A comienzos de la semana el Departamento del Tesoro sancionó por narcotráfico al vicepresidente Tareck El Aissami, en lo que representó la primera medida del nuevo gobierno estadounidense contra autoridades venezolanas desde el 2014, cuando el entonces presidente Barack Obama suspendió visas y congeló activos pertenecientes a funcionarios acusados de perpetrar actos de corrupción y violar derechos humanos.
Maduro condenó la sanción a su vicepresidente y ordenó la entrega de una «nota de protesta» al gobierno de Estados Unidos, pero mantuvo una postura conciliatoria con Trump y dijo que esperaba que no transitara el camino de «derrotas» y «fracasos» de sus antecesores.
Caracas y Washington han mantenido en los últimos 18 años relaciones tirantes dominadas por estridentes discursos de parte de los mandatarios venezolanos, expulsiones de funcionarios diplomáticos, sanciones a autoridades venezolanas, y la ausencia de embajadores desde hace ocho años.
En la última década Venezuela reducido gradualmente su dependencia económica de Estados Unidos y ha estrechado alianzas con Rusia y en particular con China, con la que mantiene un fondo binacional de más de 50.000 millones de dólares y le exporta diariamente alrededor de 640.000 barriles de crudo.