A las 3 de la madrugada de ayer se escuchó un disparo por la carrera 24 con calle 10, al este de la ciudad. Luego un silencio y al cabo de unos minutos comenzaron los perros de la zona a ladrar.
Una de las vecinas que estaba entre los curiosos dijo que su hijo la despertó, diciéndole que se había levantado y vio como en la esquina estaba un señor tirado, quien levantaba sus pies, pero cerró y no quisieron ver más.
A las 6 de la mañana cuando amaneció observaron que la policía estaba en el lugar, el sujeto que habían visto estaba sin vida y tirado boca arriba en la acera.
La víctima quien fue identificada como Reinaldo Antonio Pérez, de 41 años de edad, nadie lo conocía por la zona, vestía una chemise de rayas, cargaba un blue jeans, el cual estaba abierto y llevaba zapatos deportivos. En la calle tirado a unos tres metros del cuerpo estaba una gorra azul, se presume también era del hoy occiso.
Solo un salpicado de sangre se observaba en el portón y además se le apreció en su antebrazo derecho una herida producida por el paso de un proyectil.
El dueño de la vivienda, donde fue encontrado en el frente el hombre sin vida, aseguró no haber escuchar nada e inclusive salió cuando los vecinos le dijeron que pasaba.
Los residentes de la zona indicaron que el lugar era bastante oscuro, además inseguro por la soledad que reina en el lugar, indicaron que no tenían patrullaje alguno por la zona.
Funcionarios del Eje de Homicidios acudieron al lugar y comenzaron con las pesquisas del caso e hicieron el levantamiento del cuerpo.
Su cuerpo fue trasladado hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda y hasta la tarde de este miércoles no habían llegado familiares del fallecido.
Un tiro en el rostro
Yosmar José Villanueva (29) fue asesinado a las 7:30 de la noche del martes en el sector Brisa del Cañaveral, ubicado en la carretera vieja de Yaritagua.
Según relataron los familiares del muchacho, éste salió en horas de la tarde de su casa ubicada en Chorobobo. Villanueva indicó que lo habían llamado del trabajo y que ya regresaba, pero nunca lo hizo, fue interceptado por sujetos desconocidos quienes le dispararon en el rostro y acabaron con su vida.
La víctima fatal se ganaba la vida como trabajador del Central Río Turbio, se encargaba de recoger la melaza. Con su muerte quedan dos pequeños huérfanos de padre y deja una mujer embarazada. Era el menor de ocho hermanos.