Las reacciones no se han hecho esperar ante la información de que el Vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, es objeto de una investigación por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que además hace señalamientos contra un presunto socio del funcionario, el empresario Samar José López Bello. Ambos ya han sido incluidos en una lista como individuos presuntamente implicados en casos de narcotráfico.
Tan pronto se dio a conocer la noticia, me vino a la memoria el caso del general Néstor Reverol, quien al ser relacionado con el delito de narcotráfico por una corte de Nueva York, fue ascendido por el presidente Nicolás Maduro a ministro de Relaciones Interiores y Justicia, expresó Blanca Rosa Mármol de León, exmagistrada del Tribunal Supremo de Justicia, al ser entrevistada por EL IMPULSO.
-Sarcásticamente me pregunté: ¿Y a qué pondrá ascender Maduro a Tareck El Aissami, quien tiene el mayor cargo de nombramiento: Vicepresidente de la República? Si Maduro lo va a ascender, entonces, tendrá que entregarle la Presidencia. Porque esa es la política del régimen: ascender a los funcionarios de alto nivel cuando estos son señalados de estar incursos en delitos graves.
Creo que por lo más mínimo de dignidad obligaría a los funcionarios a marcharse del cargo mientras se aclara la situación sobre la que tienen señalamientos tras las investigaciones que se hacen. Si como él dice, le asiste la razón y es víctima de una infamia, debe contribuir a la investigación. Y en caso de que se confirmen sus palabras, quede limpia su imagen. Pero, empezar a gritar y mantenerse en el cargo, como si no hubiera pasado nada, es un hecho muy grave. Reafirma la política del régimen que no da tranquilidad a la ciudadanía, porque recordemos que en la Asamblea Nacional se expuso que el Presidente de la República tiene doble nacionalidad; pero, el Gobierno fue sordo a esa denuncia hasta que el Tribunal Supremo expidió una partida de nacimiento. Se dictaminó la ausencia absoluta del jefe del Ejecutivo Nacional y no pasó nada. Más bien se jactaba después de que estaba muy tranquilo rindiendo memoria y cuentas al TSJ. Pasó lo mismo con Reverol a lo que hoy ocurre con el Vicepresidente. Estamos viviendo en un país como de mentiras. Otro ejemplo es la crisis de hambre y enfermedades, pero el Ejecutivo Nacional se empeña en rechazar la ayuda humanitaria. No hay una reacción racional.
En una sociedad democrática, lo lógico es que por el mínimo de dignidad se separe del cargo, pero todos están aferrados al poder.
Una vez más se comprueba que aquí no hay instituciones, Venezuela es un país desintitucionalizado y, por tanto, no hay instancias a donde acudir. Si vamos a la Fiscalía, no hay esperanza. ¿Al Defensor del Pueblo? Menos, porque él es defensor del Gobierno. Y el TSJ es la herramienta del régimen para ir contra la nueva mayoría: la Asamblea Nacional. La suerte está echada. El juego se trancó. En Venezuela no hay instituciones, ni democracia.
Despejar dudas
Por su parte, Rafael Narváez, exdiputado de la Asamblea Nacional, abogado penalista y defensor de los derechos humanos, manifestó que le corresponde al Presidente de la República despejar dudas y para ello, lo primero que debe hacer, es separar a El Aissami del cargo; en segundo lugar, solicitar al Ejecutivo de los Estados Unidos la información que tiene sobre las investigaciones realizadas en torno a las acusaciones que le hace al mencionado funcionario; y en tercer término, pedirle al Ministerio Público que procese todo ese asunto, porque se trata de una acusación muy severa contra el funcionario más importante del Poder Ejecutivo, después del Presidente de la República y que fue nombrado por éste precisamente.
A mí no me alegra en absoluto este caso; por el contrario, me entristece y preocupa, porque la imagen que se está proyectando de Venezuela es la de un pais en malas manos. No tengo elementos para hablar del Vicepresidente, pero lo más indicado es que el Gobierno actúe con sensatez, seriedad y responsabilidad.