”La escasez de pan en Venezuela no se debe a maniobras de los dueños de las panaderías sino a la falta de suficiente importación de harina de trigo por parte del Estado”.
Lo explicó así Fernando Moreira, vicepresidente de la Asociación de Panaderías del estado Lara y presidente de la Federación Venezolana de Empresas Productivas, al ser consultado sobre las palabras del presidente Nicolás Maduro contra los industriales del ramo.
Conocedor del tema, Moreira explicó que en Venezuela se requieren cuatro mil toneladas de trigo por día, esto sería 120 mil para un mes. En la actualidad el Gobierno nacional apenas importa cuatro mil para un mes, lo que resulta insuficiente para abastecer a las 10 mil panaderías existentes.
Ese grano es asignado a los 18 molinos que operan en la Nación, los cuales se encargan de la elaboración de la harina destinada a la fabricación del pan.
Moreira hizo hincapié en que debe traerse trigo para harina destinada a la fabricación de pan, no para galletas, pastas u otros productos.
Pidió decirle la verdad al pueblo y no responsabilizar a los industriales del desabastecimiento del alimento.
Negó que ellos tengan harina acaparada pues, en primer lugar, se dañaría, y en segundo, los hornos están programados para la producción.
Al consultarle sobre las razones por las cuales algunos de los establecimientos expenden pan y otros no, explicó que “si uno tiene harina, otros veinte no y por lo tanto las colas son inevitables y nosotros tratamos, hasta donde nos es posible, de disponer del producto, aunque no en las cantidades que el pueblo las requiere”.
El trigo que ha llegado a Venezuela últimamente procede de Rusia, Panamá y México.
Moreira también se refirió a las panaderías artesanales de Barquisimeto y otras ciudades, que están confrontando la misma problemática, muchas de las cuales trabajan a medias o han cerrado por falta de harina.
Calcula en más de 50 la cantidad de esos pequeños negocios que dejaron de producir durante los últimos meses, cansados sus dueños de hacer colas en las instalaciones de Transbarca para recibir la necesaria materia prima.
Diariamente las personas deben hacer colas a determinadas horas en las panaderías para adquirir, racionadas, las canillas necesarias o el llamado pan francés.
En algunas, la aglomeración de mujeres y hombres comienza poco antes del mediodía, aunque en otras la venta del producto solo se hace en horas de la tarde.
“A lo que hemos llegado en este país petrolero, que para comprar una canillita de pan tenemos que hacer colas porque ahora no tenemos ni harina para que las panaderías las fabriquen”, manifestó una mujer frente a una panadería en la avenida 20.
Lo mismo ocurría en otros establecimientos dedicados a esa rama alimenticia, aunque no siempre se corre con suerte pues muchas veces, cuando la persona llega al mostrador se encuentra con la mala nueva de que la producción del día se agotó.