Nada de lo que está haciendo el Gobierno de Nicolás Maduro es improvisado. Todo lo que hace es deliberadamente programado. Y es por ello que ha creado una gigantesca confusión con el propósito de perpetuarse en el poder.
Así lo asegura el exdiputado Pedro Pablo Alcántara, responsable del programa de capacitación política de Voluntad Popular.
Siguiendo el formato de Hugo Chávez, Maduro no solo ha tenido el control de todos los poderes públicos, sino que ha utilizado al Consejo Nacional Electoral y al Tribunal Supremo de Justicia para desconocer la Asamblea Nacional y ha hecho de las fuerzas armadas el partido en armas del Gobierno.
En ese mismo orden de ideas, Alcántara indicó que Chávez y luego Maduro dispusieron de recursos de la Nación para financiar organizaciones internacionales, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), además de darle apoyo a la Comunidad del Caribe (Caricom) compuesta esta por 15 países, para dar una falsa sensación de que Venezuela tiene un sistema democrático con muchos más poderes públicos que los que tradicionalmente existen.
La crisis económica y humanitaria que afecta a la población venezolana cada vez se intensifica con mayor crudeza y, por supuesto, está causando innumerables muertes de personas de todas las edades por falta de alimentos y medicinas; pero, persiste el Ejecutivo Nacional en señalar a otros de ser los culpables de esta grave situación.
Este régimen tiene un enorme rechazo popular, porque incluso sectores que apoyaron el ascenso de la mal llamada revolución bolivariana hoy critican la forma en que se ha venido conduciendo el país, porque se le están cerrando todas las salidas a las soluciones planteadas necesariamente ante este mar de dificultades.
Lo último que ha sucedido en el ámbito político por parte del Consejo Nacional Electoral, indudablemente, ha sido la adopción de medidas destinadas a golpear y de ser posible destruir la oposición mediante un deliberado propósito de desligitimar a los partidos políticos y a la propia Mesa de la Unidad Democrática.
Es por ello que la MUD debe hablarle claro al país porque desde hace tres años existe la solicitud de nulidad de esa estructura política, planteada en Carabobo, para hacerla desaparecer.
Si ya los factores de oposición han decidido no sentarse a dialogar con el Gobierno porque este no tiene palabra, tienen que hacer un gran esfuerzo para llevar a cabo, en todo el territorio nacional, asambleas para explicar el peligro que se cierne sobre el país con las decisiones que han venido tomando tanto el CNE como el TSJ.
No es de extrañar que ahora aparezca una organización supuestamente opositora para que participe en los comicios que haga cuando lo crea oportuno el Gobierno.
Por lo pronto, el CNE está actuando conforme lo dispone el Ejecutivo Nacional porque el propio Presidente de la República sabe perfectamente que la inmensa mayoría de la población rechaza este modelo político y económico porque ha sumido al país es la más espantosa crisis jamás conocida en la historia venezolana.
Insiste el Gobierno en señalar que no son prioritarias las elecciones; pero, deliberadamente, está violando la Constitución porque las elecciones regionales de gobernadores y consejos legislativos han debido haberse celebrado el año pasado y no suspenderlas.
Ante todo lo que está ocurriendo debe actuar con mucha eficiencia la MUD, porque estamos viviendo una situación sumamente peligrosa para la oposición democrática.