Con apenas 29 años el ingeniero civil Daniel Antequera (UCLA) es uno de los parlamentarios más jóvenes de la Asamblea Nacional y el más joven ante el Parlamento del Mercosur (Parlasur).
Antequera, diputado suplente (AN), se confesó católico, devoto de la Divina Pastora, entregado a la lucha por su país a través de la labor social. A su juicio, la obra política está intrínsecamente vinculada al trabajo en las comunidades.
“Tengo trabajo todos los días, si no es como parlamentario, es como activista. Hoy en día los jóvenes tenemos la responsabilidad histórica de construir un país que se encuentra desarticulado y desesperanzado. Los jóvenes tenemos un papel con la historia”.
-¿Qué actitudes le han permitido alcanzar un liderazgo pertinente?
-Trabajar con pasión sin importar el espacio en el que esté. Los espacios se abren en función de la pasión con la cual trabajas. Ser consecuente, constante y perseverante, eso nos permite avanzar y escalar posiciones. Si uno se establece una meta la perseverancia juega un papel determinante. Yo comencé en el terreno político y social a los 18 años. Durante la campaña parlamentaria en el año 2010 formé parte del grupo Voto Joven que no tenía ninguna relación con los partidos políticos, simplemente incentivábamos el voto. Cuando miro hacia atrás considero que algo hemos avanzado. No solo como Daniel, sino como un equipo que ha podido ocupar espacios en el ámbito político.
-¿Qué representa para usted convertirse en un ejemplo a seguir, en una persona que inspira?
-Mi experiencia ha permitido que otros jóvenes se sumen al trabajo político y eso me enorgullece, sobre todo porque la política es un mundo estigmatizado. La mejor manera de inspirar a alguien es trabajando. Si otros muchachos siguen este camino a partir de mi experiencia significa que las cosas están bien. Esto nos llena de orgullo y nos compromete a seguirlo haciendo bien porque mientras más se avance más dificultades se presentan. En Venezuela hay futuro en todas las áreas, hay emprendedores, liderazgos sindicales jóvenes, líderes universitarios, muchachos abriéndose camino en la política. Pese al éxodo masivo en Venezuela todavía hay muchísimo talento, la tormenta pasará y esperemos que muchos retornen porque este es un país bendito.
-¿Cuál es su apreciación de la juventud hoy en día?
-Una de las cosas que a nosotros nos movió en 2007 fue el ejercicio de la irreverencia, tal vez era otro tiempo, aunque la violencia era muy alta en los recintos universitarios. Creo que quien pierde la irreverencia desperdicia la esencia de la juventud. No lo generalizo porque hay liderazgos estudiantiles que todavía se mantienen, a otros sin embargo, se los tragó la dinámica del día tras día. Hoy en día el joven vive un momento muy difícil, sumado al compromiso académico. Es extraño encontrarnos hoy con un muchacho que solo se dedique a la dirigencia estudiantil ante sus múltiples necesidades individuales ya que las familias atraviesan una crisis socioeconómica compleja. Mi evaluación es que el joven no puede perder su irreverencia y mucho menos cuando tenemos al frente el rostro de la dictadura. Hay que salir con ingenio, creatividad y sin miedo, si el miedo nos arropa fracasamos como generación”.
-¿A qué reflexión nos invita el Día de la Juventud?
-Joven no es una condición de edad, es una condición de espíritu, de ánimo, de actitud. Los jóvenes vemos el vaso medio lleno, vemos las dificultades pero también las soluciones. El ejercicio que podemos hacer es reflejarnos en una experiencia positiva y demostrar que pese a las dificultades tan complejas hay un país que le apuesta al cambio. Este día nos invita a hacer un ejercicio de irreverencia, de valentía. Joven significa cambio, joven significa irreverencia, significa futuro, esperanza, solidaridad.
-¿Es el momento de quedarse o el momento de irse?
-Esta tormenta va a pasar, estoy convencido de que es así, uno lo vive y lo siente. Hay una tarea por hacer. Algo que nos sirve para ver el vaso medio lleno es que el secreto de la vida es poder vivir épocas históricas y el cambio en Venezuela será un momento histórico. El sabor de esos hechos, por ejemplo del 23 de enero de 1958, nos permitió experimentar la democracia en Venezuela. Ese es el motivo por el cual yo le apuesto a quedarme. Ser testigo del cambio. Hay muchas realidades transformadoras, solo hay que buscarlas. Este mal momento va a pasar, en función de los esfuerzos y el despojo de muchas comodidades. Venezuela necesita de todos remando hacia un mismo lado.
-¿Esta migración pudiera incidir a la hora de un evento electoral?
-Eso me preocuparía si el Gobierno estuviese sólido. Igualmente esa sería una tarea de los venezolanos que se fueron. O volver para votar o inscribirse para ello porque en el año 2018 aquí va a haber elecciones presidenciales. Por cada persona que se va hay tres o cuatro que se decepcionan de un modelo que en algún momento fue popular.
ctualmente, 96% de los venezolanos considera que el país va por mal camino. Maduro enfrenta su mayor caída de popularidad y eso se reflejará en cualquier contienda electoral. No es que esto no me preocupe, se ha ido un importante número de votantes y otros se quieren ir, así que la obligación de quien se va es no dejar que en Venezuela se coman perros y gatos. Hay mucha gente fuera que vive con el corazón en el país y de alguna manera ayuda a fundaciones y ONG. Todos somos corresponsables de la solución.
-¿Qué opina sobre la reestructuración de la MUD? ¿Cómo ve la representación de los jóvenes en la coalición?
-Estoy de acuerdo con la reestructuración, así como la sociedad evoluciona los partidos políticos también tienen que hacerlo y aún más una coalición. No tenemos la misma realidad que cuando se fundó la MUD. La organización tiene que ser un ente con el cual la gente se sienta identificada. La tarjeta de la MUD es lo único que tenemos hoy y debemos salvaguardar a como dé lugar ante las amenazas de inhabilitarla. Es un buen ejercicio el hecho de poder ampliarla. La MUD como tarjeta más votada no tiene que pagar los errores de las organizaciones políticas; todos hemos cometido errores. Hay un montón de personas de la sociedad civil que quiere aportar por lo cual es un error partidizarla, hay que ampliarla y redefinir la estrategia a fin de arrinconar a este proyecto político, fracasado y desgastado, a través del voto.
-¿Hay que insistir en el diálogo?
-No satanizo el ejercicio del diálogo porque es un ejercicio político pero sí creo en el diálogo con sensatez, el cual el Gobierno no práctica. Dialogar cuando no están claros los propósitos no vale la pena. La mejor encuesta es poder abrir el camino electoral. Una primera muestra de buena voluntad sería la convocatoria a elecciones regionales y municipales. Si el Gobierno de verdad quiere diálogo debe convocar a elecciones.
-¿Cree que haya elecciones este año?
-Nosotros tenemos que estar preparados para cualquier escenario pero es evidente que todo el país quiere un cambio, incluso, los mismos oficialistas. El cambio tiene que irse construyendo por partes. Le apuesto también a las primarias para poder remar en función de los liderazgos.
-¿De su gestión ante el Parlasur qué balance puede ofrecer y qué retos se plantea para este año?
-El Parlasur para nosotros, por el tema del Mercosur, está en una situación de stand by (reposo). El 15 de febrero es la primera mesa directiva a la cual no asistiremos ninguno de los diputados sino un representante. Apenas en un año, en una dinámica internacional que nos tocó aprender sobre la marcha, pudimos adelantar casos como el Esequibo, le hemos hecho seguimiento. Igualmente al área de la salud mediante una campaña que se llamó 100 mil vidas. Lamentablemente el Gobierno comunicó que no aceptaba la ayuda del Parlasur. Si se resuelve la situación con el Mercosur, los próximos meses pudiésemos estar representando a Venezuela con mucho orgullo ya que se trata de un espacio al cual se le pudiese sacar más provecho.
-La AN declaró el abandono del cargo del presidente, el gobernador Henri Falcón ha dicho que eso es inoficioso, ¿qué opina usted?
-Nosotros tenemos que agotar cada una de las opciones para demostrar en el momento oportuno las razones por las cuales el Gobierno debía salir. Respeto cualquier posición, no se trata de un efecto inmediato, sino de dejar un precedente. No sabemos qué hecho sobrevenido pudiera generarse pero lo cierto es que el estallido social lo vemos a diario. Hay que dejar precedentes porque en algún momento la justicia volverá a ser equilibrada.