1991. Acción Democrática realiza la última convención nacional de la cual tengamos memoria. Los programas, cumplidos y agotados en el tiempo, exigían un cambio de rumbo en el gran partido modernizador de la sociedad venezolana. Héctor Alonso López, encarnaba los sueños de participación de millones de jóvenes que buscaban direccionar el país hacia los nuevos paradigmas tecnológicos y programáticos de un siglo que estaba por comenzar. La escena estaba servida. El parque Naciones Unidas recibió a los delegados nacionales de la amañada faena. Luís Alfaro Ucero, el caudillo, como solían llamarle sus adulantes, se encargó, desde la secretaría de organización, de colocar el puntillazo final a la necesaria ruptura generacional que debía producirse. Con ello, se garantizaba la candidatura presidencial de 1998…
Han pasado 26 años desde aquella mutilación generacional producida en las raíces germinales de la democracia venezolana. Hoy pagamos con dolor, nuestras propias incapacidades para levantarnos en su momento y exigir el cambio de dirección que el partido y el país reclamaba. Jamás fuimos capaces de ponernos de acuerdo en lo interno para insurgir con la fuerza de cambio necesaria, que la había, para imponer elecciones de primer grado que permitiesen abrir las compuertas de la participación a millones de sueños que se fueron diluyendo en medio de intrigas y mezquindades. Había talento y fuerza para producir el viraje necesario. Claudio Fermín, Antonio Ledezma y Héctor Alonso López, por nombrar solo a tres de los más emblemáticos líderes de la época, además de miles jóvenes talentosos, bien formados en todas las regiones del país, representaban la fuerza oxigenante requerida por un país adormecido en los claustros bipartidistas.
El liderazgo ortodoxo, vetusto y profundamente corrompido de AD para el momento, con Luís Alfaro como el sepulturero de la ruptura generacional interna, se encargo de descuartizar los vientos de cambio que soplaban por todas las seccionales del país. Nuestra falta de visión política y determinación para ponernos de acuerdo en cuanto al reconocimiento de los auténticos liderazgos para direccionar las estrategias a seguir, produjeron la defenestración de muchos y la triste complicidad de otros. Hoy pagamos con creces, nuestras omisiones, falta de madurez, o cobardía, para enfrentar la satrapía interna de un partido político que fue secuestrado por las cadenas generacionales…
Mis comentarios:
-Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican favores. Cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada…(Ayn Rand –1950)
-Es tiempo de recomponer la democracia sobre la autentica participación de las bases militantes de los partidos a fin de refundarlos sobre los nuevos paradigmas que la sociedad del siglo XXI requiere…
-El chavismo representa, históricamente, la ruptura generacional que fue mutilada en AD y en Copei…
Quien practica la justicia y la misericordia, hallará vida, justicia y honra… (Proverbios 21:21)
Sergio Borgel
