El coordinador regional de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), Luis Jonás Reyes, informó a periodistas de EL IMPULSO que para este año incrementarán el número de familias atendidas con la entrega de las bolsas de comida.
Hasta la fecha existen 1.850 CLAP registrados en todo el estado Lara. Lo que les ha permitido distribuir 3 millones 800 mil bolsas de comida o mercados solidarios desde el 12 de marzo de 2016 hasta febrero de 2017.
“Atendemos a más de 440.000 familias al mes en los nueve municipios y 58 parroquias del estado. El mes con mayor atención fue en diciembre del año pasado”, expresó Reyes.
Es importante destacar que en el mes de enero, el presidente de la República Nicolás Maduro apoyó un plan de expansión, a manera de crecer en los sectores que aún se encuentran en zonas de silencio. Ante eso, 30.000 familias de la entidad que no habían recibido sus bolsas fueron incorporadas. Lo que permitirá que 6 millones de familias en todo el país se beneficien con la entrega de los CLAP.
¿Es suficiente?
Reyes recalcó que la función de los CLAP es ser una batalla en contra de las colas y la especulación, a través de un sistema de distribución. Sin embargo, en un recorrido efectuado por periodistas de EL IMPULSO, en las zonas que reciben constante las bolsas de comida, se constató que quienes perciben el servicio no dejan de comprar productos regulados en abastos, donde duran largas horas, o adquirirlos con sobreprecio. La razón, la cantidad de productos que entregan no son suficientes.
José Chabel vive en el barrio Alí Primera. En su zona no recibieron la bolsa del CLAP en el mes de enero, momento que se las vieron difíciles para adquirir sus alimentos porque contaban con pocos recursos y tenían que ir de cola en cola en la búsqueda de ellos.
Rafael Carrasco vive en Los Prados, al oeste de la ciudad. Asegura que la bolsa del CLAP llega mensualmente, pero en su casa viven seis personas y los pocos productos que traen tan solo le alcanza para cinco días.
“Los CLAP no solventan las colas. Solo nos da comida para cinco días al mes. Las semanas restantes debemos cazar los artículos de mercado en mercado o comprarlos bachaqueado”.
En tanto, Rafael García, adulto de la tercera edad que se gana la vida con un puesto de venta ambulante al norte de la ciudad, coincide en que los CLAP no solventan el problema de escasez; a pesar de que en algunas zonas llegue la bolsa puntualmente. “Somos muchos y hay mucha necesidad.
Solo es una pequeña ayuda pero cuando se acaba todos volvemos a la realidad de ver cómo nos alimentaremos en el mes”.