La arremetida de altos funcionarios del gobierno contra la Iglesia Católica, ha incitado a los grupos paramilitares del oficialismo a invadir diversos recintos religiosos en el momento en que se imparte la santa misa, ha tratado a atemorizar a la jerarquía eclesiástica y sus sacerdotes en todo el país, pero se ha encontrado con una institución dispuesta a enfrentar el comunismo a lo soviético que pretenden imponer Nicolás Maduro y sus colaboradores, contra la mayoría los venezolanos, incluyendo la base cristiana del chavismo.
El reciente llamado de los Arzobispos y Obispos de Venezuela a todos los venezolanos y en particular a los católicos, a defender una Constitución Nacional que sea patrimonio de los ciudadanos, sin exclusión alguna, se suma a la decisión de la mayoría de los encuestados que expresan en más del 90% su rechazo a la tendencia autoritaria y a la ineficiencia de un gobierno que ha dilapidado miles de millones de dólares en la corrupción administrativa, en el reparto de nuestra de nuestra riqueza petrolera a gobiernos complacientes con sus políticas repetitivas del fracasado comunismo soviético, disfrazado de socialismo del siglo XXI, y sobre todo tratando de imponer un capitalismo de Estado, que ha provocado la ruina de la economía nacional.
La exhortación de los Arzobispos y Obispos del país a defender la libertad como un derecho fundamental innato en cada ser humano, lleva implícito no sólo la oración cristiana por el favor de Dios, sino también la participación en la lectura y discusión de las políticas propuestas y ejecutadas por el oficialismo, que amenazan con que desaparezca todo vestigio de democracia, si no se produce un cambio fundamental en la conducción del Estado en los próximos meses.
La elección de la Asamblea Nacional el 6 de diciembre del 2015, es un hecho político que concierne a todos los ciudadanos de un país democrático, expresión de un pacto social que garantiza la convivencia, la pluralidad de pensamiento y de participación en el marco de un Estado de Derecho. De allí el rechazo a las políticas del Presidente de la República de arrogarse y controlar poderes ilimitados, sin contrapeso de otros Poderes Públicos, que dejen abierto el camino hacia el abuso autoritario del Jefe del Estado contra adversarios políticos e incluso contra partidarios suyos que puedan pensar y expresar alguna disidencia o idea contraria a sus decisiones unilaterales.
La conclusión de Arzobispos y Obispos de Venezuela ante la amenaza del régimen comunista que trata de imponer el gobierno, es moralmente inaceptable a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. La intervención del Presidente de la República descalificándolos y no rebatiendo sus planteamientos, revela que estamos en uno de los momentos políticos trascendentales de nuestro tiempo. La Iglesia Católica por una Constitución para todos los venezolanos, y el gobierno por una política violatoria de la Carta Magna, que no le otorga poderes dictatoriales al Jefe del Gobierno.
Y aunque los ciudadanos tendrán la última palabra, expresada por cada uno en el ámbito de su circuito electoral, en las próximas elecciones, a gobernadores y alcaldes, con el respaldo de millones de electores que vigilarán dicho proceso electoral, para mayor abundamiento y satisfacción del pueblo venezolano católico, el Vaticano respalda irrestrictamente la posición de la alta jerarquía eclesiástica de nuestro país, en su llamado a luchar para vivir en paz y libertad.