Autoridades y activistas trataban de determinar el sábado qué hacer con la gente que había conseguido visas para viajar a Estados Unidos para luego ver cómo le negaban la entrada, tras una orden judicial que congeló las nuevas restricciones migratorias.
Un juez federal bloqueó de forma temporal el decreto del presidente, Donald Trump, que prohibía la entrada a viajeros de siete países de mayoría musulmana o a cualquier refugiado.
La Casa Blanca dijo que intentaría que un tribunal restaurara el veto migratorio. El decreto supuso la cancelación de visas para 60.000 personas o más de los países afectados y causó una confusión generalizada en los aeropuertos cuando algunos viajeros fueron detenidos y otros enviados de vuelta a su lugar de origen.
Un correo electrónico interno difundido el viernes entre funcionarios de Seguridad Nacional indicaba a los empleados que cumplieran el veredicto con efecto inmediato. Sin embargo, la embajada de Estados Unidos en Bagdad dijo que seguía esperando indicaciones sobre qué decir a los iraquíes ansiosos por saber si sus restricciones de visado habían cambiado.
“No sabemos qué efecto tendrá, pero estamos trabajando para conseguir más información”, dijo la embajada a The Associated Press en un comunicado. La orden del juez fue una victoria para los estados de Washington y Minnesota, que habían llevado a los tribunales la orden de Trump.
El juez de distrito James Robart, en Seattle, determinó que los estados tenían derecho a impugnar la orden ejecutiva de Trump y emitió una orden temporal que paralizaba el decreto. Los estados demostraron que tenían probabilidades de ganar el caso, afirmó el juez.
“El estado ha cumplido con la carga de demostrar un perjuicio inmediato e irreparable”, señaló Robart al emitir su fallo, vinculante a nivel nacional. La Casa Blanca alegaba que la medida haría al país más seguro. El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, difundió por la noche un comunicado en el que dijo que pedirán «un aplazamiento de emergencia de esta escandalosa orden y defenderemos la orden ejecutiva del presidente, la cual creemos es legal y apropiada».
Poco después, la Casa Blanca envió un nuevo comunicado que eliminaba la palabra «escandalosa».
«La orden del presidente tiene como fin proteger a la patria, y tiene la autoridad constitucional y la responsabilidad de proteger al pueblo estadounidense», se afirma en el comunicado.
Un funcionario del Departamento de Estado que solicitó el anonimato porque el asunto aún se dirime en tribunales, dijo el viernes que colaboraban «de manera estrecha con el Departamento de Seguridad Nacional y nuestros equipos jurídicos para determinar cómo este fallo afecta nuestras operaciones. Anunciaremos cualquier cambio que afecte a quienes viajen a Estados Unidos tan pronto como la información esté disponible».
Por su parte, Washington y Minnesota dijeron que el decreto que prohibía de forma temporal la entrada de personas de Irán, Irak, Siria, Sudán, Somalia, Libia y Yemen, además de suspender de forma global el programa de refugiados de Estados Unidos causaba daños significativos a los residentes y en la práctica eran una orden para discriminar.
Tras la decisión del juez, el secretario de Justicia del estado de Washington, Bob Ferguson, dijo que las personas de los países afectados pueden ahora solicitar su ingreso en Estados Unidos.
«El fallo del juez Robart, que entra en vigor inmediatamente… frena la orden ejecutiva inconstitucional e ilegal del presidente Trump», declaró Ferguson. “La ley es un instrumento poderoso, puede hacer que todas las personas rindan cuentas por sus actos, y eso incluye al presidente de Estados Unidos”.
El veredicto podría apelarse ante la Corte de Apelaciones del 9no circuito. Los abogados del gobierno alegaron que el Congreso otorgó al presidente la autoridad para adoptar decisiones sobre seguridad nacional y el ingreso de inmigrantes.
Pese a la decisión judicial, las aerolíneas extranjeras dieron instrucciones el sábado a las agencias de viajes iraníes de que no vendieran billetes de avión con destino a Estados Unidos a iraníes que tuvieran visas estadounidenses.
La agencia iraní de viajes Kowsar dijo a The Associated Press que había recibido instrucciones de todas las aerolíneas extranjeras de no vender entradas a los iraníes con visas para entrar en Estados Unidos.
La agencia señaló que no habría problemas para los que tuvieran permisos de residencia permanente o un pasaporte estadounidense.
Por el contrario, Qatar Airways emitió un aviso a sus pasajeros indicando que se permitiría viajar a Estados Unidos a los ciudadanos de los siete países mencionados en el decreto de Trump que tengan una visa válida o el permiso de residencia permanente conocido como «Green card».
La compañía catarí citó una directiva de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. Qatar Airways, una compañía respaldada por el gobierno catarí, es una de las aerolíneas de Oriente Medio que operan vuelos directos a varias ciudades estadounidenses. Como ocurre con otras operadoras de la región, muchos de sus clientes son pasajeros en tránsito que inician sus viajes en otros lugares fuera del Golfo Pérsico.
En Irak, la oficina del primer ministro estaba esperando a conocer «la posición oficial del gobierno de Estados Unidos», según un vocero del gobierno iraquí.
En una decisión principalmente simbólica, el parlamento iraquí pidió la semana pasada una medida recíproca en respuesta a la presión sobre el gobierno del país, que intenta alcanzar un equilibrio entre la alianza iraquí con Estados Unidos y las corrientes políticas en el país que mantienen estrechos lazos con Irán.