Mi relación política con el teniente coronel Hugo Chávez está fundamentada en acciones y testimonios que no es del caso revelar ahora, pero la refiero porque el mismo se encargaba de exponerla en público. Y ahora, al cuarto de siglo de la insurgencia que motivó esa ilación en la cual se cifraron esperanzas de quienes luchábamos por consolidación de la Democracia, las reitero en esta columna surgida desde la desviación de los propósitos, es decir hace 18 años. En su prisión cuya defensa asumí debatíamos y después en la formación del movimiento que canalizó sus inquietudes y cuya denominación emergió en Maracay.
Sembró ilusiones en muchas personas distanciadas de la actividad, entre ellos un precursor del radicalismo de izquierda con quien tuvimos reuniones, que llegó hasta expresarle al comandante que de cumplirse el proyecto, el se sumaría. No tardó en marcar distancia.
Los ideales políticos sustentados en el llamado árbol de tres raíces, que recoge el pensamiento y acción de Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora (cuyas iniciales dieron nombre al movimiento subversivo EBR-200, fundado en 1982, bicentenario del Libertador y que incursionó como MBR-200, en cuya proclama estampaba: “no tenemos afán alguno de una dictadura militar”.
De quienes se embarcaron en nave que la politiquería esquivó rumbo y terminó con orientación que le impusieron, contaminada con la corrupción seguida con el narcotráfico.
“En la transformación del modelo económico no queremos ni el estatismo, ni el socialismo, ni el comunismo”, asentaba.
Cuatro años antes, en la Ultimas Noticias de entonces decía: “quien diga que el marxismo tiene vigencia tendría pretensiones mas divinas que humanas”
“No podemos seguir con estos modelos impuestos que generan hambre, miseria, desestabilización social, rebeliones populares, violencia; expresó en una entrevista del 12 de octubre 1998, que le hizo Carlos Croes en su programa Dialogo Con… de Televen.
“Vamos a proteger las inversiones, tanto de capital privado nacional y como internacional. No vamos a nacionalizar la banca; tampoco a expropiar, vamos es a multiplicar la producción. Necesitamos una banca fuerte, capaz de impulsar y sustentar una política monetaria para impulsar el desarrollo. Hay que bajar el nivel de gastos y costos”.
Reiteró su proyecto de “buscar y construir una salida pacífica, que haya democracia. Jamás hemos pensado instalar una dictadura”.
“No tengo ningún compromiso con Fidel Castro, ni con la guerilla colombiana. Se inventó esa ignominia de que el expresidente Ernesto Samper me acusó de que yo había matado soldados venezolanos en Cararabo, para evadir la responsabilidad que él tenía”.
Dicho planteamiento quedó en ilusión. En 2005, anunció “tránsito hacia el Socialismo del Siglo XXI”, término del sociólogo alemán de Heinz Dieterich Steffan. Chávez lo presentó como proyecto “basado en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad”, en el Foro Social mundial de Porto Alegre-Brasil, el 30 de enero del citado año.
Dieterich afirma que cuando lo conoció “obviamente había limitaciones en el conocimiento de la política en general y del mundo global”.
Para la opinión de Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista argentina resultó un fraude monumental.
A 25 años de la insurgencia que nos ha conducido a la situación de crisis humanitaria que padecemos se testimonia en el engaño de la política militar con la alianza de la dictadura castro comunista.
Al margen. Oportunistas que aprovecharon paso por subversión para lucrarse, explotan valores de Fabricio Ojeda y Alfredo Maneiro. Por lo menos respeten sus memorias y no los expongan.