Un cambio de discurso que evite incurrir en los errores políticos cometidos en 2016, es uno de los retos que tiene la oposición venezolana, aseguró este martes el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Julio Borges.
Durante un foro organizado por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, denominado Perspectivas Institucionales 2017, el diputado detalló que existen cuatro propósitos este año, resaltando como el más contiguo la reestructuración de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que aunque se esperaba para el pasado 23 de enero, se hará la semana próxima.
“Le plantearemos al pueblo de Venezuela una nueva unidad, un nuevo gobierno, otras reglas y una nueva ruta que ofrecer. Nuestro país dejó de tener un maquillaje democrático y ahora es percibido como una dictadura”.
Como segundo reto posicionó al insistente mensaje destinado a la Fuerza Armada Nacional (FAN), el cual debe ser de total inclusión pues hasta la fecha, la dirigencia los responsabiliza de los males que se padecen. Considera que el proceder político debe enfocarse en atraerlos, pues “la mayoría” de los militares rechazan la gestión presidencial.
“Hasta que no haya un cambio de discurso en los actores políticos, continuaremos en los mismos errores. Nosotros (la oposición) podemos tener el 80% del pueblo pero también necesitamos a las instituciones y para ello es necesario que los convenzamos con un discurso distinto”, afirmó.
Borges concatenó este punto con el cambio en la praxis, es decir, transformar la pugna entre el oficialismo y la oposición en una que se dedique a atacar el drama social y económico contra un sistema que subordina y esclaviza al pueblo en todos los ámbitos.
“Nos estamos convirtiendo en parte del problema y no de la solución; no podemos hacer una política de insultos que esté divorciada de la realidad. Hay que salirse del ring de boxeo, que es el que le gusta a Maduro. Si nosotros no somos capaces como líderes de convertirnos en intérpretes de los dolores de la gente, estamos perdiendo la batalla más importante: la conexión con la gente”, sentenció.
Agregó que tal y como se manifestó en el documento de la alianza opositora, la presión popular en las calles y en los organismos internacionales debe ser la carta de presentación para exigir al Consejo Nacional Electoral (CNE) que garantice el derecho al sufragio.
Llevar a cabo unas elecciones regionales en 2017 implicaría que la oposición triunfe en 18 o 20 gobernaciones, lo cual no convendría al Gobierno, según la máxima autoridad del Legislativo.
En torno al diálogo, puntualizó que hasta el momento no existe el escenario idóneo para sentarse con el Gobierno, sin embargo, los partidos que hacen vida en la MUD se encuentran elaborando un documento que será presentado ante la comunidad internacional y ante los facilitadores a fin de restituir nuevamente el orden democrático, como se planteó la semana pasada mediante un comunicado.
Desmantelamiento democrático
Para el jurista Jesús María Casal, las atribuciones otorgadas al vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, buscan desmantelar la institucionalidad democrática y suprimir el control parlamentario (aprobar el presupuesto de la nación), bajo el argumento del Estado de Excepción.
A su juicio, se asignan estas competencias dada la concentración de poder que el decreto le confiere al Primer Mandatario.
Admitió que las recientes decisiones del Ejecutivo y del Poder Judicial evocan a una profundización del desconocimiento del estado derecho. “Son dictámenes que no garantizan la audiencia de la Asamblea Nacional. Los jueces ya tienen la aprobación de triturar el orden constitucional”.