El último cálculo del precio de la canasta alimentaria para un grupo familiar supera los quinientos mil bolívares mensuales, sin incluir alquileres, gastos de transporte, medicinas, educación ni mantenimiento de vehículos. Según uno de los más calificados economistas de Venezuela, el doctor Gerardo Alvarez, menos del uno por ciento de hogares venezolanos tiene ingresos de quinientos mil bolívares al mes. La canasta básica determina la línea de la pobreza, entonces tenemos que en nuestro país, de acuerdo al indicativo por ingresos monetarios, desapareció la Clase Media y somos una amplia franja que se divide según las comidas que se hagan en el dia,quienes desayunan, almuerzan y cenan son pobres encopetados, quienes hacen dos comidas son pobres dignos, quienes apenas comen una vez al día son pobres a nivel de supervivencia y quienes buscan comida en la basura son a quienes las otras tres categorías de pobres consideran realmente pobres, mera defensa sicológica de gente clase media que detesta la etiqueta de la pobreza.
No obstante este empobrecimiento brutal y masivo de la sociedad venezolana no borra el hecho que a nivel de vivienda, educación, cultura y organización familiar subsista una fuerte Clase Media que todavía lucha, cada día mas agotada y desencantada, por recuperar al país cambiando el modelo comunista actual por uno democrático y productivo.
Y esta lucha la han mantenido durante dos décadas. Con marchas, tomas de plaza, cacerolazos, cornetazos, trancas de vías y urbanizaciones, con muchos muertos, heridos y presos que son testimonio doloroso y viviente que desmiente la acusación de los guerreros del teclado que este gobierno no ha caído por culpa de la cobardía del pueblo venezolano. A estos radicales habría que preguntarle cuantas veces han visitado a los familiares de las personas muertas en actos de calle, cuanto aportan para la recuperación de manifestantes lisiados y cuantas horas de vigilia han hecho para exigir la libertad de los presos políticos.
El gran obstáculo que han tenido todas las manifestaciones de calle, más alla de la criminal y fascista represión que han sufrido, es que son concebidas como actos subversivos de individuos enemigos de la institucionalidad republicana y no como un clamor ciudadano tutelado por la Constitución. La fuerza de la Clase Media es su fuerza moral y la posibilidad de generar cambios a través del voto, cuando salen por millares a la calle en cualquier país democrático, los gobiernos tiemblan porque la asumen como una fuerza real.
No sucede así en Venezuela donde el único poder real es la violencia. La violencia de los militares, la violencia de los colectivos armados, la violencia de una delincuencia que actúa con total impunidad bajo la negligencia o complacencia oficial, la violencia verbal que expresa el desprecio de los gobernantes hacia el pueblo que no los apoya y la violencia institucional de Poderes que debían ser autónomos al desconocer la Constitución y los principios universales de justicia para sumarse a la violencia se le niega al pueblo mayoritario su derecho a la esperanza.
Cambiar todo esto no es tarea fácil, no obstante ha habido progresos y muchos de ellos se lo debemos a la MUD. Que han tenido fallos y desaciertos, ellos mismos lo reconocen. Que es necesario ampliarla y reforzarla, claro que debe hacerse. Pero lo único prohibido es rendirse, no hacer nada o plantear cosas irrealizables que es lo mismo que no hacer nada. Viva la vida carajo, somos venezolanos. Luchemos por elecciones, ese es el único camino posible.
[email protected]