El Fondo Nacional para la Preservación Histórica de Estados Unidos añadió el viernes a la Pequeña Habana _, epicentro de la diáspora cubana_ a su lista de «tesoros nacionales», al señalar que debe ser protegida de los desarrolladores inmobiliarios que están transformando gran parte del centro de Miami y sus alrededores.
Los grupos de preservación histórica se aliaron con las autoridades de Miami en apoyo de la Pequeña Habana.
El Fondo Nacional para la Preservación Histórica, una organización sin fines de lucro, afirmó que la designación ayudará a grupos, autoridades de la ciudad, residentes e inversionistas a preservar los edificios históricos de la zona y mantenerla costeable para los habitantes de clase trabajadora.
La principal calle del vecindario, la Calle Ocho, cuenta con tiendas de puros, galerías de arte y comercios familiares en donde los cubanos y sus descendientes rememoran su herencia cultural.
Los turistas también visitan la zona, llegando en camiones de doble piso para tomar café cubano y tomarse selfies en el restaurante Versalles, el centro de la comunidad de exiliados. El vecindario ha cambiado un poco ante la llegada de nuevos inmigrantes procedentes de Centroamérica y Colombia, para abrir nuevos restaurantes y tiendas.
«La Pequeña Habana es un símbolo de la experiencia migratoria en Estados Unidos y un lugar completamente único y próspero», dijo Stephanie Meeks, presidenta y directora general del Fondo. «El crecimiento no debe darse a expensas de vecindarios históricos vibrantes como la Pequeña Habana, que le otorgan a la ciudad de lugares únicos y deseables».
El sitio web del fondo histórico indica que la Pequeña Habana enfrenta múltiples amenazas, como la presión de los desarrolladores inmobiliarios, la demolición de edificios históricos, el desplazamiento de sus habitantes actuales y cambios urbanos.