Victoria merecida para el aspirante que jugó mejor. Cuando se conjugan los tres factores básicos, pitcheo, ofensiva y defensa, el lauro se alcanza sin objeciones. Anoche no fue diferente.
Las Águilas siguieron fieles a su estilo de atacar temprano y volvieron a madrugar a Raúl Rivero con un jonrón de José Pirela, el VIP de la serie, luego de un sencillo de Freddy Galvis, otro motor del club. El derecho cumanés mejoró y tiró siete actos para tres anotaciones, a la espera de una reacción que nunca llegó. Mitch Lively cerró el caminó con su recta poderosa y control hermético.
En seis episodios solo Orlando, con un toque, pudo conectar hit, mientras Vargas luchó para sacar un par de boletos. El único chance real ante el abridor estadounidense se produjo en el cuarto, con Vargas y Orlando, pero fallaron Montero y Phipps.
El fornido designado de Cardenales acercó la pizarra, 3-1, con un largo jonrón por la izquierda, pero el relevo falló en el octavo y los marabinos sentenciaron haciendo un par con un solo imparable y tres boletos.
Solo Montero mantuvo su bate caliente en toda la temporada. Arriba, Vargas, Querecuto y Orlando no transitaron lo deseado en las bases. El brasileño tuvo una final para el olvido y en general la ofensiva fue raquítica.
Diez de las 36 carreras de los rapaces resultaron sucias y ello afectó en particular al pitcheo abridor. No se jugó bien y el rival nunca pasó por alto los errores. Dos golpes tempraneros en Barquisimeto pusieron en conteo de protección a un club que además perdió un juego doloroso, el aplazado, luego de arribar a la baja del noveno ganando por dos.
Llegar a una final es exitoso. Faltó un peldaño. Habrá tiempo para un análisis más exhaustivo.