La permanencia y aparente blindaje de un modelo de dominación y control social, político y económico, edificado sobre el secuestro de poderes, la administración de la represión y el silencio mediático, han generado un escenario en el cual la oposición y su mayoría parlamentaria están siendo desconocidas, y el derecho al voto ha sido clausurado, sin ningún costo visible para el gobierno de Maduro.
Gobierno devenido vocación tiránica, concentrada en impedir la manifestación y expresión de la disidencia y en carnetizar la miseria, para la humillación reiterada de las masas empobrecidas y adormecidas, ante la resignada mirada de quienes no tienen más remedio que someterse a tal sumisión. Redistribución de las migajas como nueva misión socialista y revolucionaria.
El enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo, con el eco presto y servil del TSJ para intentar “validar” la anulación política de la Asamblea Nacional, es ya un vicioso círculo que se parece a aquel “cuento del gallo pelón”, juego infantil con tono trágico e inconstitucional, pero igual sin ningún costo político o consecuencia que no sea la constatación del régimen de facto que ostenta el poder en Venezuela.
Y aunque alguna ingenua prédica que intenta ser vista como prudente o sensata, aboga aun hoy por el “diálogo” con Maduro y compañía, lo cierto es que insistir en tal mecanismo, verdadera trampa caza-bobos, resulta insólito o incongruente, ante el aumento de la lista de diputados, alcaldes, estudiantes y venezolanos víctimas de detenciones forzadas y arbitrarias, la violación del derecho constitucional al revocatorio y a cualquier proceso comicial, el drama de escasez de alimentos y medicinas, la criminalización de la oposición y su calificación de “terrorista”, y el desconocimiento de la propia Asamblea Nacional.
Por otra parte, las diferencias en el seno de la dirigencia opositora, el silencio de unos y la falta de acuerdo de otros en relación a la estrategia a seguir ante el totalitarismo en ciernes, son una señal preocupante para quienes esperan una respuesta unitaria y contundente frente al régimen, que sonríe y se frota las manos mientras observa cómo se alarga su horizonte político y temporal. Realidad y sinceridad, son elementos a incorporar en cualquier anuncio de la MUD, quizá ausentes en sus recientes declaraciones.
¿Puede esperar una salida electoral hasta que el gobierno decida cuándo y cómo realizarla? ¿Es sostenible el proceso hiperinflacionario y la destrucción del sector empresarial privado? ¿Es mayor el miedo al hambre?
Ante el cierre de las vías institucionales y electorales para quienes buscan un cambio político en el país, toca a los actores políticos asumir el liderazgo y las acciones de calle para presionar por su materialización, y capitalizar el creciente y profundo malestar de la población.
Brazadas firmes y rápidas. Reflejos afilados. Buena respiración. Valentía. Sintonía con la gente. Eso y más deben tener quienes decidan afrontar la lucha contra la tiranía militar civil que encabeza Nicolás Maduro, y así poder nadar en el río revuelto que es, a estas horas, Venezuela.
@alexeiguerra