Un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), fue asesinado, otro herido, además de dos damas lesionadas, tras registrarse un intercambio de disparos en la calle 31 con carrera 22, zona conocida como El Manteco a horas de mediodía de ayer.
El hecho sangriento fue en medio de un robo que el funcionario trató de frustrar, mientras que el delincuente logró escapar.
José Ramón Dorantes Torres (42), tenía 26 años de servicio, era Supervisor Agregado de la PNB, estaba destacado en el Servicio de Tránsito, específicamente en el área de infracciones, donde era uno de los más antiguos y mano derecha del jefe.
Le tocaba trabajar en la tarde de este miércoles. Durante la mañana disfrutaba de un permiso en compañía de un sobrino llamado Daniel Dorantes (32), quien también es funcionario de la PNB, adscrito a un centro policial en Cumaná, estado Sucre.
Ambos andaban vestidos de civil, se trasladaban en un Chevrolet Corsa blanco, signado con las placas AI440NA, propiedad de Dorantes Torres, se detuvieron en la calle 31 con carrera 22 en pleno centro de la ciudad, pues el sobrino del Supervisor Agregado iba a comprar una cajetilla de chimó. Posteriormente caminó hasta el puesto de jugos que se encontraba en la esquina y en ese momento se acercó un sujeto moreno, de contextura delgada, de aproximadamente 1,70 centímetros de estatura y edad promedio entre 27 a 30 años, quien vestía una camisa beige, blue jeans y llevaba consigo un bolsito negro.
El hombre desconocido sacó a relucir un revólver y se le acercó sigilosamente al oficial y lo apuntó, le ordenó que le diera el anillo de oro que cargaba. Éste discutió, pues tenía un valor sentimental para él, era el de graduación. Finalmente el oficial cedió a entregárselo.
Dorantes Torres se encontraba del otro lado de la acera y al ver que su sobrino estaba siendo objeto de robo, sacó a relucir su arma de reglamento y disparó al delincuente tratando de frustrar el robo, pero el hampón al percatarse también haló del gatillo en repetidas oportunidades.
En el intercambio de disparos Dorante Torres recibió un disparo en el intercostal del lado izquierdo lo que produjo su caída al suelo. Asimismo, en el hecho dos damas resultaron lesionadas, una de ellas estaba a la espera de un transporte público, quien recibió un disparo en el pie, mientras la otra señora, golpes.
Por la hora en la que se registró la balacera, la zona estaba muy transitada y los presentes no les quedó de otra que correr y otros lanzarse al suelo.
El delincuente una vez que disparó comenzó a correr. Era esperado por otro sujeto de contextura gruesa, que estaba sobre una motocicleta, que según testigos era azul.
“Espérame, espérame, no me dejes” gritaba el malandro a su compinche, quien nunca apagó la dos ruedas y no hacía más que acelerarla, estaba desesperado por irse, comentan los testigos y describieron que en medio de la huida, el hampón que disparó se cayó en la acera y al montarse en la moto se dirigieron hacia la carrera 21 para perderse ante la mirada de muchos.
El delincuente se apoderó del anillo del oficial y además acabó con la vida del Supervisor Agregado, quien a pesar de los esfuerzos por salvarlo, ingresó sin signos vitales a una clínica privada ubicada en la calle 41 entre 20 y 21. En ese mismo centro de salud atendieron al sobrino, quien presentó una herida en la mano y luego de ser visto por los médicos entregó a los superiores el arma de fuego de su tío.
En las afueras de la clínica estaban los familiares, amigos y compañeros del funcionario caído, a quien describieron como uno de los hombres más honestos y buena gente de la institución. “Nunca le negaba una ayuda a nadie”, coincidían todos, al mismo tiempo que manifestaban que el Supervisor Agregado era correcto en su trabajo. Quienes compartieron con él, recordaron que en ocasiones Dorantes Torres repitió que de encontrase en una situación de robo, no se dejaría y que si era de morir lo haría con las botas puestas. Para sus compañeros de armas, así lo hizo.
Dorantes Torres, residía en la carrera 3B entre calles 1 y 2 de Pueblo Nuevo, era el menor de ocho hermanos y con su muerte cuatro hijos quedan huérfanos de padres, entre ellos uno de 10 y 2 años de edad.
Pesquisan
El lugar fue acordonado por los funcionarios de la Policía Nacional, además de Polilara, quienes de inmediato comenzaron a pesquisar las cámaras de seguridad que existen por la zona para identificar a los dos delincuentes, aparentemente las grabaciones aportaron buenas pistas.
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc Lara también acudieron al lugar e hicieron las respectivas pesquisas del caso.
Zona insegura
Comerciantes de la zona aprovecharon para denunciar que desde hace dos años, la zona se ha vuelto roja, están cansados de ver cómo los carteristas hacen de las suyas, roban teléfonos, se meten a los negocios, en especial a los de la comunidad asiática, atracan las busetas y a pesar que han expuesto sus quejas ante las autoridades todas han hecho caso omiso.
El Manteco, lugar frecuentado por tantas personas, continúa desprotegido, hacen un llamado a las autoridades competentes para que tomen cartas en el asunto y de este modo evitar otra tragedia