El papa Francisco exhortó este martes a los medios de comunicación a evitar «centrarse en las malas noticias» y a crear un nueva forma de comunicar «que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones».
Así se lee en el mensaje del pontífice para la Jornada de las Comunicaciones Sociales que celebra la Iglesia católica el 28 de mayo pero publicado hoy, día dedicado a san Francisco de Sales, el patrono de los comunicadores.
Francisco comienza su mensaje valorando que «gracias al desarrollo tecnológico, el acceso a los medios de comunicación es tal que muchísimos individuos tienen la posibilidad de compartir inmediatamente noticias y de difundirlas de manera capilar».
Pero advierte que estas «pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas» y quien «se encarga del molino tiene la posibilidad de decidir si moler trigo o cizaña».
Por ello, continuando con la metáfora del molino, pide a quienes «muelen cada día mucha información» que ofrezcan «un pan tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su comunicación».
A quienes trabajan en el mundo de la comunicación les pide que lo hagan de manera «constructiva, rechazando los prejuicios contra los demás» y que «fomenten una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con auténtica confianza».
Asimismo, invita a «romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las «malas noticias» (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de frustración en el acontecer humano)».
Matiza que este llamamiento «no se trata de favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del sufrimiento, ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar por el escándalo del mal».
Si no que es sólo una exhortación a «superar ese sentimiento de disgusto y de resignación que con frecuencia se apodera de nosotros, arrojándonos en la apatía, generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el mal».
Lamenta también que actualmente «para que una noticia sea buena ha de causar un impacto» y critica que se caiga entonces en «hacer espectáculo del drama del dolor y del misterio del mal».
Por ello, propone «la búsqueda de un estilo comunicativo abierto y creativo, que no dé todo el protagonismo al mal, sino que trate de mostrar las posibles soluciones, favoreciendo una actitud activa y responsable en las personas a las cuales va dirigida la noticia».
Explica que «cada nuevo drama que sucede en la historia del mundo» se puede convertir también en el escenario para una posible buena noticia, «desde el momento en que el amor logra encontrar siempre el camino de la proximidad y suscita corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de no desmoronarse, manos listas para construir».
Francisco concluye su mensaje con una disertación sobre la «Buena Nueva en medio del drama de la historia» para que inspire a los comunicadores.