Cuando ejecutaba un procedimiento cuyo objetivo, presuntamente, era la recuperación de una moto robada, la noche de este sábado, Ángel Alejandro Pérez Tamayo recibió un disparo en la zona abdominal que le causó una herida que su organismo no pudo resistir. Murió en el Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp), adonde fue trasladado desde el ambulatorio Doctor Rafael Vicente Andrade de Barrio Unión.
Durante la persecución para atrapar a los delincuentes en el sector El Bolívar del barrio La Peña, al norte, se produjo el intercambio de disparos. El oficial, de 24 años de edad, actuaba acompañado del funcionario Rafael David Terán Rodríguez, de 23 años, a quien también lo alcanzó un proyectil, pero se incrustó en el chaleco antibalas sin generarle ningún daño. El difunto también tenía el implemento de protección, pero los familiares suponen que estaba vencido porque tenía cinco años con el mismo chaleco.
Pérez Tamayo iba en el asiento detrás de Terán, quien conducía la moto asignada para hacer el patrullaje. Conforme a versiones no certificadas por la institución de seguridad, el procedimiento lo emprendieron en total tres parejas de oficiales de la PNB del cuadrante de motorizados. No obstante, familiares creen posible que actuaron solo dos uniformados y eso dificultó la defensa.
Tan pronto como ocurrió el suceso se organizó una comisión con funcionarios de la Dirección de Inteligencia y Estrategias Policiales y la brigada motorizada para salir en la búsqueda de los responsables del crimen.
Al cabo de unas horas, localizaron a cuatro presuntos involucrados con el caso, en el barrio La Peña, cerca de la quebrada del Barrio Bolívar. Anderson Javier Vizcaína Alemán (18), Arnaldo Rafael Arriechi Castillo (22), Deulis Javier Escobar Torrealba (21) y Nelson David Escobar Torrealba son los investigados por el caso.
A ellos se les incautó un envoltorio de presunta droga, tipo crispy, un revólver calibre 38, tres conchas del mismo calibre, dos pistolas de fabricación rudimentaria, un cartucho calibre 44, otro sin percutir calibre 38. Además, retuvieron dos motos Empire modelo Horsen, una negra y una azul.
Apasionado por el oficio
Cinco años de servicio acumulaba el oficial Pérez Tamayo en la PNB. Apenas terminó el bachillerato se inscribió en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES). Se graduó en la primera cohorte del estado Lara. Salvo por un par de guardias que hizo en la emergencia del hospital central, el resto del trabajo lo cumplió como parte de la brigada de motorizados, cuadrante 13 de El Trompillo.
Criarse en una familia conformada por varios funcionarios tanto de la policía estadal como del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas probablemente contribuyó a que sus preferencias se inclinaran hacia el oficio en cuya práctica perdió la vida.
“Los hijos cuando les gusta algo uno como padre no puede cortarle las aspiraciones”, reflexionó el progenitor de Pérez Tamayo, Ángel Pérez, un funcionario de Polilara con 34 años de labor en esa institución. Por eso, reconoció, aunque no estaba totalmente de acuerdo con la decisión del menor de sus hijos lo apoyó, como lo hizo con el mayor cuando se unió a las filas de la policía regional.
El joven era el menor de tres hermanos, “el consentido” de la mamá, María Tamayo. Ella, comentó el padre, estaba desconsolada por la muerte de “uno de sus ángeles”, como decía, porque son una familia de tres hijos varones, todos bautizados con el primer nombre del papá, Ángel.
El papá declaró que esperan por la solución del caso: “Uno está apegado a la ley. No debe uno tomar la justicia por sus propias manos”.
En el ambiente laboral a Pérez Tamayo lo recordaron como un buen compañero que asumió con valentía el trabajo. “El que está aquí es porque le gusta”, dijo uno de los compañeros egresado en la misma promoción.
El oficial caído vivía junto con sus padres en el barrio Yacural, en Santa Rosa.
Cayó herido en Palavecino
En la emergencia del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp) de Barquisimeto atendieron la madrugada de este domingo a Yunior Eduardo Colina Castillo, de 25 años de edad. Llegó en un vehículo de traslados del ambulatorio de Cabudare con un disparo en la cabeza, pero falleció más tarde.
El hombre fue llevado malherido al centro asistencial del municipio Palavecino en un carro y lo dejaron sin compañía. Luego, lo enviaron al hospital central, donde murió aproximadamente dos horas después.
Datos recabados en la emergencia del recinto de salud apuntan a que a Colina lo balearon en el sector Coco e’ Mono, en Palavecino.