El gran reto sigue siendo la construcción de la democracia #EspecialPolíticaIMP

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A 59 años del derrocamiento del gobierno del general Marcos Pérez Jiménez varios historiadores fueron consultados por EL IMPULSO a fin de conocer cuál es el legado del 23 de enero de 1958 y si se mantiene vigente de cara a la coyuntura política, económica y social que experimenta el país hoy en día.

Acerca de las divergencias y semejanzas de este acontecimiento frente al contexto actual el historiador Ysrrael Camero, docente de la UCV, señala que hay importantes similitudes ya que estamos igualmente ante la presencia de un gobierno autoritario, incluso, se trata de un gobierno más militarizado que el de 1958.

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Camero recuerda que Marcos Pérez Jiménez tenía el control del Estado. Ahora, tenemos un gobierno militarista que no solo tiene el control del Estado, sino que además maneja militarmente al sector económico.

Paradójicamente, se trata de un país desinstitucionalizado.

-En 1958 Venezuela era un país en trance de modernización, articulación e inserción en la economía, mucho más consistente, era un proceso desarrollista que se inició en los años 30-40. Si bien en el año 57 hubo una crisis económica fue producto de una coyuntura específica y no una crisis estructural como la que tenemos hoy en día. En la actualidad vemos cómo las instituciones han sido destruidas, incluyendo la Fuerza Armada, sobre la cual el gobierno pretende sostenerse.

Por otro lado, expone que Nicolás Maduro es un presidente electo popularmente, mientras que Marcos Pérez Jiménez fue un presidente de facto que intentó ser legitimado a través de las instituciones propias del régimen militar.

No obstante, el gobierno de Maduro es un régimen autoritario que usa los procedimientos electorales, hasta que les dejan de ser útiles, ya que no tuvimos elecciones regionales y no está claro que haya elecciones este año.

-Se  trata de regímenes que a la hora de enfrentar un reto electoral están dispuestos a violentar el derecho al voto. Con el plebiscito del 57 Pérez Jiménez lo que hizo fue violentar el derecho a elegir de los venezolanos. Lo mismo que hizo Maduro con el revocatorio y las regionales. Ambos regímenes violentaron la soberanía popular por representar un riesgo para su poder.

Por otra parte, añade que el régimen de Pérez Jiménez gozó durante muchísimo tiempo de apoyo geopolítico por parte de EEUU durante la Guerra Fría. Al contrario, el gobierno chavista-madurista, impulsó y mantiene una retórica antioccidental.

En ambos casos, la renta petrolera fue preponderante, pero la gran diferencia es que en el año 57 existía un sector privado en desarrollo, en franco crecimiento porque la inversión pública venía acompañada de la inversión privada, en cambio, hoy tenemos una caída gigantesca de la inversión privada.

Respecto a la oposición, en ambos casos, hay un intento por preservar la unidad. En el año 58 tras muchísimos esfuerzos se construyó la unidad dentro y fuera del país. Se creó la Junta Patriótica en el caso interno y se pusieron en contacto representantes de URD, Copei, Acción Democrática, entre otros, es decir, había un clima proclive a un entendimiento, además, el régimen autoritario estaba en crisis.

El 23 de enero del 58 nada estaba asegurado, apunta el investigador.

Hubo una sustitución de un gobierno militar por una junta militar que presidió Wolfang Larrazábal, empezaron a retornar los exiliados y comienza la construcción de la unidad de los demócratas, unidad del liderazgo civil frente a la amenaza del retorno militar, ya que en el 58 hubo dos intentos de Golpes de Estado dirigidos por Juan de Dios Moncada Vidal y Jesús María Castro León, respectivamente. La finalidad era evitar que hubiera elecciones. Hubo mucha intranquilidad en las calles pero hubo voluntad por parte del liderazgo civil para aplacar esa zozobra y garantizar las elecciones.

Asimismo, los sindicatos llegaron a acuerdos con Fedecámaras bajo la denominación de convenimiento obrero-patronal que generó paz laboral a fin de evitar que el intento de llegar a la democracia se derrumbara.

Finalmente, no hubo candidato unitario y salieron las candidaturas de Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Wolfang Larrazábal.

-Ante la intranquilidad se suscribió el Pacto de Punto Fijo, fruto de siete meses de conversaciones y 30 años de lucha por la democracia. Uno de los puntos del pacto fue la redacción de un programa mínimo común aprobado por los candidatos a la presidencia un día antes de las elecciones.

En ese programa mínimo común quedaron plasmados los grandes consensos fundacionales de la democracia venezolana, en política petrolera, educativa, reforma constitucional, líneas de desarrollo económico, etc.

Camero valora la gran capacidad que tuvieron los actores de la época para evitar un gobierno militar.

Se consolidó la democracia

Desde entonces muchísima agua ha corrido, 20 años de crecimiento y avance social, económico y político. Se logró institucionalizar una democracia moderna en el país en contra de los pronósticos en virtud de un pasado compuesto por gobiernos dictatoriales y tiránicos, pero se consolidó la democracia así como la alternabilidad política entre partidos políticos distintos y bienestar creciente.

-El legado más importante del 23 de enero del 58 es que en Venezuela la democracia funcionó y es posible. La sociedad venezolana tiene capacidad para ser gobernada en democracia, no tenemos que ser gobernados autoritariamente, ese es el principal aprendizaje. Los venezolanos tenemos capacidad de autogobierno civil y capacidad para acciones maduras. Eso lo demostramos en el 58.

Actualmente, dijo, la sociedad es mucho más compleja.

En el 58 era mucho más fácil organizar a la sociedad. Hoy los partidos políticos son mucho más débiles. La capacidad de liderar era mucho mayor a la de hoy.

Actualmente, no podría repetirse el Pacto de Punto Fijo del mismo modo, habría que acoplarlo a las características reales de la sociedad. El pacto del 58 funcionó porque se acopló a la Venezuela real, no fue algo improvisado. Sin mencionar que los promotores del puntofijismo no se sentaron a dialogar con Pérez Jiménez.

-El entendimiento es clave en la construcción de la democracia,  pero también lo es el conflicto necesario. La democracia luchó por abrirse un espacio en la agenda, luchó del año 36 al 45, del 45 al 48 y así sucesivamente.

El entrevistado sostiene que el gran reto que hoy tenemos sigue siendo la construcción de la democracia ante un régimen autoritario que pretende violentar el derecho al sufragio, un régimen reaccionario desde el punto de vista económico, un régimen destructor de las esperanzas de cambio de la gente, porque este Gobierno demolió la confianza que tiene el ciudadano en su capacidad para cambiar la realidad.

Subraya que la democracia se basa en la confianza que tiene el ciudadano común en su poder, quien se expresa electoralmente. Para rescatar el sufragio el ciudadano tiene distintas maneras de activarse y demostrar que tiene poder. La democracia, en ese sentido, tiene que estar en la calle, en el poder del hombre común.

Suprimir las diferencias

El Dr. Juan Eduardo Romero, docente e investigador de la Universidad del Zulia, rescata del acontecimiento el diálogo entre diferentes.

“Se puede criticar a Maduro por algunas medidas de corte autoritario pero no es un gobierno autoritario, contrario al de Marcos Pérez Jiménez. No hay restricciones de un conjunto de libertades pero sí acciones que pudieran ser consideradas como autoritaristas, pero eso es distinto”.

Explica el  historiador y especialista en procesos políticos contemporáneos que el gobierno de Pérez Jiménez era de militares, el actual no lo es, hay presencia militar pero no es un gobierno militarista.

Según Romero a partir de la conformación de la Junta Patriótica en el 57 se labró un frente amplio que tuvo como objetivo común la construcción de la alternativa democrática.

“Hoy en día haría falta el diálogo entre los diferentes, eso no quiere decir que  cada uno de los diferentes piense como una unidad sino que acepte la existencia de la diferencia y que a pesar de ella sean capaces de entender la necesidad de que haya una ‘paz inestable’ es decir, un proceso en el cual hay conflictos políticos que no tienen que llegar a la violencia personal y humana.

Recuerda el especialista que la Junta Patriótica, a través de Fabricio Ojeda (URD) y Guillermo García Ponce (PCV), impulsó la posibilidad de un diálogo entre los diferentes actores políticos a fin de construir una vía común y por consiguiente la edificación del sistema democrático venezolano, hoy haría falta eso.

“Hoy tenemos a la AN por un lado y al gobierno creando un comando antigolpe, ambas acciones son excluyentes, eso contradice ese espíritu dentro de la diversidad que dio origen a la Junta Patriótica, la cual fue la gran responsable de la salida de Pérez Jiménez”.

Esa junta agregó a la Iglesia, a los estudiantes, sindicato de prensa, Fedecámaras y finalmente sectores militares que hicieron posible la transición política.

“Aunque el sistema político de hoy en día es distinto, durante ambas circunstancias históricas la sociedad venezolana vivió momentos de crispación política. Los actores de hoy deberían entender que es necesario pasar por encima de las diferencias a fin de buscar soluciones institucionales”.

Democracia a la deriva

Sin duda alguna, la lucha sigue siendo por la democracia, sostiene el historiador Carlos Giménez.  A su juicio, las instituciones que garantizan el Estado de Derecho, han retrocedido. Si bien hay conquistas, la esencia de aquella lucha está intacta.

Ante un sistema abiertamente dictatorial, con acciones represivas, diríamos que estamos en un país donde se aprecia disminuido el Estado de Derecho y eso significa que la lucha por garantizar los derechos humanos y los derechos ciudadanos está intacta, insiste.

El docente de la UCLA y Uptaeb considera que la lucha contra la demagogia y el populismo también es una lucha de orden democrático.

-Un país donde la inseguridad impera  en todos sus niveles no se puede calificar de democrático. Un país donde un grupo pretende un proyecto hegemónico en nombre de una verdad oficial no se puede llamar democrático.

Giménez reitera que la lucha por la democracia política y social sigue a la orden del día por tanto que los venezolanos estamos en presencia de un sistema político híbrido con elementos aparentemente democráticos, sin embargo, el Gobierno secuestró al Estado, poniéndose de espaldas a la Constitución de la República.

-El espíritu que animó los jóvenes en el 58 está intacto porque aquella lucha fue por una democracia representativa y formal, por un modelo de país en el que no se castigara la diferencia.

El profesor observa que la palabra democracia ha desaparecido del debate político venezolano, ciertamente,  factores de la oposición defienden el sistema, pero en el debate político propio, la democracia pasó a un segundo plano y eso es peligroso.

-Se está dejando a la deriva la esencia de la Constitución, hecha con una vocación democrática. En la diatriba no veo que se profundice el significado de la democracia. Las pocas instituciones que nos quedan libres han perdido el norte por esa lucha en función de la democracia.

Destaca que se está internalizando una forma política de ser avalada por el autócrata.

“Lo más triste es que la sociedad está olvidando la lucha por la democracia”.

Agregó que desconocer la historia nos llevaría a cometer los mismos errores o a construir una nueva verdad con base en una mentira.

Indicó que la lucha por la democracia comienza en el condominio y pasa por la casa, la escuela, la universidad,  la acción gremial, entre otros, de lo contrario, gana espacio el autoritarismo.

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