Desde hace muchos años el trabajo del hombre siempre ha estado dirigido a garantizarse el buscar la forma de que este trabajo sea lo más práctico y rentable es decir, producir con el menor esfuerzo. Los venezolanos no escapamos de esta realidad y antes de aparecer el petróleo en nuestro ambiente político, económico y social, se vivía de la producción agrícola y pecuaria de ese inmenso territorio con una población educada y entrenada para producir aun con poca educación para el trabajo que le permitiera ser más rentable.
La época de la Independencia permitió evaluar en forma positiva que había producción agrícola y pecuaria para mantener y dar continuidad a esa guerra de Independencia y no dejó de haber pensadores que insistieron que ese territorio llamado Venezuela era, es y será una bendición de Dios para ser dedicado a ese trabajo agrícola y pecuario.
Cuando hubo el decreto de educación pública, obligatoria y gratuita, no tenía otro objetivo que no fuera educar al venezolano para la convivencia pacífica y capacitarlo para la producción de bienes y servicios que garantizan el máximo bienestar social de la población.
Esta pequeña narración histórica se me viene a la mente en estas reflexiones en positivo cuando en los últimos tiempos que se han hecho esfuerzos inmensos para sembrar el petróleo por parte de los gobernantes administradores de este bien quizás unos vivos y otros muertos deben llevarse las manos arriba de la cabeza para decir ¡qué he hecho!; al observar que esa educación en tantas universidades para el egreso de tantos venezolanos que hoy están partiendo a realizar muchas actividades y trabajos en otros países y tal vez no propios de la profesión, pero sí formados y educados para ser productivos y rentables aun lavando platos. Todavía me queda observar esa otra forma de sembrar el petróleo por los administradores, unos buenos y otros malos; los buenos hicieron represas, autopistas, plantas eléctricas, escuelas, hospitales, universidades, edificaciones publicas; los malos no dejaron de hacer hoteles, casinos y no sigo enumerando de cosas que en cualquier parte del mundo son actividades de la empresa privada y de la inversión privada y ahí estamos: se sembró corrupción y al llegar a este punto podemos observar esa siembra de cemento, hierro y muchas otras cosas que vienen de contratistas de otros países para construir y hacer proyectos faraónicos como es ese plan ferrocarrilero nacional que será cuesta arriba verlo materializado y mucho menos terminado con ese dólar petrolero. A la vez me pregunto: ¿Por qué no compiten con el plan ferrocarrilero de los españoles, alemanes y otros países europeos manejados por gobiernos socialistas? Lo positivo sería que se garantice la propiedad privada, que las empresas de inversión extranjera vengan e inviertan con seguridad jurídica y que los venezolanos formados para trabajar y producir realicen con sentido de pertenencia de su país el trabajo para lo que han sido formado.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la Paz, la Convivencia, el Respeto y la prosperidad de nuestro país……
