Lara demuestra buenas señales, por Alfonso Saer

Acometida tempranera, al apenas emitirse la voz de play ball. Cardenales sabe que La Guaira presenta profundas brechas en su pitcheo y no le dará respiro en esta serie. Con Orlando, Pérez y Querecuto mostrando la batuta ofensiva hubo cinco anotaciones en los tres primeros episodios, con la mitad de los imparables que disparó el club. El brasileño es otro cuando batea arriba y el acarigüeño ha resultado un motor con la presión de la postemporada, asumiendo con mucha actitud su condición de quinto bate. Querecuto, ahora en los turnos de abajo, sonó tres cohetes, empujó un trío y fue punta de lanza frente a un rival que ofrece muchas ventajas en el montículo. Toda la alineación dio al menos un hit Y fueron dieciséis en un ataque voraz que pudo haber arrojado saldo mayor de anotaciones. Jorge Martínez estuvo tranquilo con esa ventaja prematura. Dispersó cuatro imparables en cinco tramos y se lo llevaron para evitar gasto inútil. El cubano salió de un solo problema en el segundo inning al ponchar a Harris con tres a bordo. Otra vez demostró ser una ficha ideal para juegos de alto compromiso. El relevo de seis tiradores no fue tan efectivo sobre todo porque Jesús Parra llegó descontrolado en el séptimo, aceptó las tres marcas de los escualos y rápido fue auxiliado por el zurdo Logan Darnell, quien luce como buen candidato para ayudar bastante en estas instancias. Se jugó bien al campo, en especial Carlos Rivero en un par de amenazas de los Tiburones, cortando con su guante lo que pudieron ser buenos momentos para el bando capitalino. El caso es que Cardenales está recuperando su vigor ofensivo y muestra mayor profundidad que su oponente en todos los estamentos del juego. Más de diez mil personas acudieron al destartalado Parque Universitario para ver a los larenses retomando su condición de favoritos. Néstor Molina tendrá esta noche la responsabilidad de asomar a los crepusculares a la final del campeonato. Los Tiburones son una incógnita en cuanto a sus abridores y sus relevistas. Hasta el momento el careo parece irse de un solo lado, sin olvidar los eternos imponderables que tiene este cuerpo.