Está comprobado que los incrementos del salario mínimo decretados por el Presidente de la República, no satisfacen las necesidades de los trabajadores.
Así lo afirma el Dr. León Arismendi, experto en Derecho Laboral, al ser consultado por EL IMPULSO.
La política del gobierno en el ajuste de salario es más de lo mismo, expone. Lo hace para tratar de compensar la inflación pasada. Y ya vemos la particularidad que tiene: es más alto el valor del ticket de alimentación que el del salario.
Cuando el trabajador percibe el aumento, ya los precios de los productos se lo comieron. El efecto de esas medidas son muy efímeras, porque la inflación lo devora.
Lo que hemos visto a lo largo de este prolongado gobierno es la caída del salario real, afirmó. Cada vez es mayor el monto, pero cada día se compra menos.
-¿Cómo abordar el problema para que pueda tener efectos positivos para los trabajadores?
-Simplemente, tiene que ser abordado dentro de una política global. El gobierno ha venido recurriendo en todo este tiempo en su práctica inútil de ir colocando paños calientes y, por supuesto, estos no resuelven nada.
Cuando se anuncian los ajustes, los trabajadores lo que piensan es en el crecimiento cada vez más abultado de los precios.
Ya nadie se entusiasma cuando el jefe del Ejecutivo Nacional anuncia un incremento en el salario mínimo porque a quienes va dirigido no les satisface sus necesidades.
Se trata de una medicina que no toca al fondo de la enfermedad, ya que la inflación devora los aumentos inmediatamente.
Es por ello que los especialistas en la materia, dice el experto, hemos venido insistiendo desde hace mucho tiempo en que con ese tipo de política que se ha venido implementando no se puede resolver el problema que afecta a los trabajadores, como es que el salario incrementado por decreto no les beneficia.
Sostenemos que lo más indicado es recurrir a una política global en materia de salarios, la cual debe ser concertada entre el gobierno, los representantes de los trabajadores y de los patronos.
Creo que tiene que plantearse un esquema en el cual se discutan, entre otros aspectos de interés e importancia, la inflación, los salarios, el empleo y la productividad.
Al mismo tiempo, el gobierno tiene que dictar las medidas que permitan que la economía crezca, que la actividad productiva se desarrolle.
No hay fórmula mágica que pueda de un plumazo acabar con los efectos devastadores que tiene la inflación.
Se requieren decisiones muy serias para que haya soluciones a los problemas económicos que pesan en estos momentos.
Si no hay un control de la inflación, no hay ajustes de salarios que sirva, aunque estos se hagan con la mejor intención.
Siempre la distancia entre la canasta básica y la canasta alimentaria con el salario real va a ser muy grande, extensa, inalcanzable.
Si hay más productos, más bienes, crecimiento del empleo y baja la inflación, se podrá ver otros resultados.