El arzobispo de Acarigua, monseñor Juan Carlos Bravo Salazar, fue el encargado de dirigir la misa de bienvenida a la Divina Pastora, en las afueras de la Catedral de Barquisimeto, en la que manifestó sentirse emocionado por «ser testigo de la manifestación de fe de este amado pueblo».
El mensaje de Mons. Bravo Salazar durante la homilía, estuvo cargado de esperanza para un cambio en Venezuela, exhortando a los feligreses a cubrirse en el manto sagrado de Jesús.
«Lo primero que debemos escuchar es ‘alégrate’, no debemos dejarnos arrebatar la alegría de nuestra fe por nada del mundo (…) vivimos en una sociedad que se dejó contagiar por la tristeza de un mundo corrompido, con un miedo que nos está haciendo daño y nos lleva hacia un futuro incierto», dijo el Arzobispo de Acarigua.
En este sentido, explicó que los ciudadanos son quienes tienen el control de los problemas tanto individuales como colectivos. «La fortaleza de Dios se revela en la sencillez y humildad de sus seguidores».
«Nuestras comunidades, cada vez más golpeadas y más pobres, debemos seguir a Jesús con decisión. Frente al mal nadie puede permanecer como espectador, el llamado es a ser el protagonista del país (…) El reino de Dios solo será realidad si somos capaces de clamar con fuerza», agregó.