«Que Venezuela sea feliz». Esta es la petición que Valeska Cue Vale hizo a la Divina Pastora. Ella es una pequeña de tan solo 6 años de edad que fue hasta la Iglesia de Santa Rosa de Lima, junto a su familia a visitar a la Excelsa Patrona, a sólo días de que parta hacia Barquisimeto.
Desde los primeros días de enero cientos de familia acuden a diario al templo que alberga a la imagen de la Madre del Buen Pastor. Este martes no fue la excepción. Los más pequeños de la casa fueron los protagonistas de la jornada, entre ellos la pequeña Valeska, quien compartió junto a sus padres, Ambar y Carlos, su hermana Antonella y sus primitos María Victoria y Mathías.
La joven pareja comentó que desde antes de que nacieran sus niñas caminaban junto a la Virgen hasta la Catedral. Cuando la familia se amplió siguieron su tradición, sin embargo, esta vez el recorrido es más corto por la exigencia física que requiere una caminata como ésta.
«Queremos crear conciencia a nuestras hijas en el catolicismo y la fe, que conozcan la procesión, la tradición y costumbres que hay en nuestra ciudad», dijo el Sr. Carlos.
Le preguntamos a Valeska ¿cuál era su petición para la Excelsa Patrona?, ella con su inocencia y una sonrisa tímida nos contestó, «que cuide a mi familia y que Venezuela sea feliz».
Ella era solo una de los cientos de pequeños que plenaron la Iglesia y la Plaza Bolívar de Santa Rosa. Muchos padres cargaron a sus pequeños, especialmente a los bebés para que la Madre de Dios los bendijera y los protegiera con su manto.
Las fotografías, las risas, los llantos, las oraciones y las gracias inundaron los espacios del templo.
Un grupo de chipilines del colegio Principito también fueron a visitar a la Virgen. Milva Méndez, maestra del grupo escolar nos comentó que es una tradición llevar a los niños del colegio a conocer a la Divina Pastora.» A ellos les llama mucho la atención porque nunca habían visto algo así». Todos se despidieron con un beso y una gran sonrisa de la imagen de nuestra Excelsa Patrona.
Sin duda el contacto de los niños con la Madre de Dios es una bendición, pues en el futuro serán ellos los encargados de transmitir ese mismo amor que les enseñaron sus padres hacia las futuras generaciones.