Cada vez que Nicolás Maduro anuncia un nuevo incremento en el salario mínimo las consecuencias son las mismas: continúa su ritmo ascendente la inflación, cierran pequeñas y medianas empresas que no pueden cubrir los costos de esos aumentos y, naturalmente, se pierden puestos de trabajo.
Son ilusiones populistas, afirma Froilán Barrios, al referirse al último anuncio presidencial.
El dirigente del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (FADESS), al ser entrevistado por EL IMPULSO, indicó que con los aumentos registrados el año pasado, según los propios empleadores, aproximadamente un millón de trabajadores quedaron cesantes.
No es de extrañar que ahora ocurra lo mismo, comentó. Lo que no se puede precisar es el número de puestos de trabajo que se perderán.
Considera Barrios que el Ejecutivo Nacional es irresponsable cuando decreta los aumentos y lo hace con un tono populista para justificar la peor política económica que hemos tenido en toda la historia venezolana.
¿De qué vale aumentar si la inflación cerró el 2016 con un nivel cercano al 500 por ciento y se vislumbra para el presente, según las consultoras internacionales, que puede ser del 2.000 por ciento? Mientras no haya política que controle esa inflación será imposible rescatar el poder adquisitivo y el Gobierno seguirá causando más desempleo y acabando con las condiciones de vida de los trabajadores y del pueblo en general.
Barrios señaló que con los aumentos se está golpeando el comercio, que es el sector que mayormente emplea en el país.
De los 14 millones 400 mil trabajadores que conforman la población activa, 5.500.000 laboran en el sector privado. El 70 por ciento labora en pequeñas y medianas empresas, que tienen entre 10 u 30 trabajadores.
Con el nuevo incremento, indudablemente, serán muchas de estas empresas las que cerrarán.
El Gobierno continúa con su discurso perseguidor al sector privado y de culpar a otros de sus propios errores y sus carencias políticas. En el 2017 no hay buenos augurios.
Nosotros hemos venido planteando que el Gobierno se siente a conversar con los trabajadores y los empresarios para que se puedan estrablecer políticas que permitan aumentar la producción y, por supuesto, ir bajando la inflación y reduciendo las importaciones.
Pero, si en 17 años no lo ha hecho, tampoco lo hará ahora, porque el plan que tiene este régimen es monopolizar toda la economía nacional y, en consecuencia, ir agotando al sector privado para que todas las actividades pasen a manos del Estado.
El objetivo final es que toda la población pase a depender del Estado con el propósito de hacerla más controlable.
Aqui como se está viendo no hay cambio de rumbo o, en otras palabras, no habrá ningún tipo de rectificación porque este es un régimen que está empeñado en mantener sus políticas equivocadas porque las mismas están establecidas en su plan de dominio.
Ahora la situación se agravará mucho más porque con este gabinete que ha nombrado Nicolás Maduro, éste ha radicalizado más sus políticas para lograr el control no sólo del Estado, que ya lo tiene, sino de toda la población.