El uso de las redes sociales y el amplio espectro del ciberespacio han permitido de alguna manera darle dimensiones inconmensurables a la información.
No hay fronteras, se realiza la predicción de los pioneros de internet que hablaban de este instrumento como una autopista por la cual la información (comentarios, opiniones, imágenes) se diseminan casi infinitamente. Se negaban incluso a cualquier posibilidad de restricciones o censuras porque de acuerdo a ello, significaba matar la red.
Es indudable los alcances de la información impulsada por esta tecnología, pero como toda producción de la ciencia y la tecnología, puede estar al servicio de los más bondadosos fines al servicio de la humanidad, pero también, en función de intereses oscuros o perversos; también puede ser utilizada con fines exclusivamente mercantiles, dejando de lado los servicios que podría prestar a la humanidad.
Esto es así, por que el hombre no solo crea la ciencia y la tecnología, sino, que la dirige y está detrás de ella, le asigna fines. Y reconocer esta verdad, implica pensar es que en la sociedades por ser complejas y diversas existe multiplicidad de intereses: ideológicos, políticos, mercantiles, religiosos, personales y pare de contar.
En el marco de esta reflexión observamos que además de las bondades en el uso de la tecnología de redes, existen grandes debilidades. Una de ellas es la posibilidad de la corroboración del mensajes, de la certificación de la veracidad informativa, de la imposibilidad de contrastar la verdad de la imágenes que por las redes se transmiten, la manipulación del contexto y de la realidad y en general la posibilidad de mentir y falsear cualquier tipo de hecho, situaciones o acontecimientos de interés general. Además de ello, la posibilidad de modificar imágenes, textos, descontextualizarlos y difundirlos en tiempo real como verdaderos.
Frente a estas debilidades la ciudadanía tiene posibilidad de acceso a cualquier instrumento tecnológico con acceso a las redes sociales está desguarnecida pero al mismo tiempo está sometida a un bombardeo sistemático de mensajes que no puede verificar ni corroborar. Esta manipulación nos coloca en una situación como de huésped invitado pero no participativo, casi como el espectador frente al televisor.
De allí que en sociedades como la nuestra que apenas empieza tener una actitud crítica frente a los medios de comunicación en general, ese uso dirigido en la mayoría de los casos, irresponsable en otros de las redes sociales, está impactando negativamente en la sociedad venezolana, que se encuentra desguarnecida, sometida a manipulación, rumores sistemáticos, colocándola en un estado de desasosiego e incertidumbre permanente.
Estos hechos se agravan aún más, cuando personas diestras en el manejo esta tecnológica con fines de carácter político y de crear caos social, tienen la capacidad de intervenir en tu ámbito personal, interviniendo de correos electrónico, bloqueándolos, interviniendo tus tweeds, blog, computadoras, sustituyendo al verdadero emisor para enviar mensajes falsos o para diseminar entre la población informaciones que confundan, que distorsionen la realidad, transformándolas en determinados momentos, en verdaderos estados de paranoia local o colectiva.
Esta es la realidad que hoy enfrentamos frente al uso irresponsable y anti-ético de las redes sociales, con su uso para la manipulación política, para la exaltación de ánimos y frente a la cual debemos advertir y educar.
Necesitamos no solamente, conocer la tecnología, sino, también, llamar la atención sobre su uso perverso, iniciar una amplia campaña entre la ciudadanía para que pueda distinguir los mensajes sanos, de los manipulados y que tomen conciencia de toda la basura informativa que se nos envía para rechazarla y llamar la atención a las instituciones de la República Bolivariana de Venezuela encargadas del espectro comunicacional emprender campañas sistemáticas dirigidas a la población para educarlas en el uso manejo así como de la recepción crítica y la reflexión necesaria que debe hacerse frente de los mensajes transmitidos por las redes sociales. Esos mensajes no pueden ser recibidos mecánicamente e impulsivamente o emocionalmente ser aceptados y rebotados por que se contribuye con expandir la manipulación informativa.