Monseñor Diego Padrón: “El diálogo fracasó”

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Este sábado en el campus de la Universidad Católica Andrés Bello ubicada en la urbanización Montalbán de Caracas, se llevó a cabo el acto de instalación de la Centésima Séptima Asamblea Ordinaria Plenaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

Las palabras de apertura de la asamblea estuvieron a cargo del Arzobispo de Cumaná y presidente del organismo religioso, monseñor Diego Padrón, quien además estuvo acompañado de sus excelencias los Cardenales Jorge Urosa Savino y Baltazar Enrique Porras Cardozo.

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Como es costumbre, el Nuncio Apostólico en Venezuela monseñor Aldo Giordano, acudió en representación de su Santidad el Papa Francisco, quien envió su bendición a todos los prelados venezolanos.

En su discurso Padrón destacó que en esta oportunidad se tomarán dos días para realizar jornadas de encuentro y reflexión con los laicos, quienes a su juicio, serán protagonistas no solo en el futuro de la Iglesia Católica, sino también en el destino de nuestro país.

Con respecto a la actual situación que atraviesan los venezolanos, la Iglesia Católica lamenta que 2016 haya sido un año «muy malo» tal como lo demuestran factores como la inseguridad, la escasez, la corrupción, el alto costo de la vida y la miseria que se ha incrementado de manera significativa.

«El 2016 ha terminado muy mal, con gran desesperanza. El saldo está en rojo en todos los rubros. Casi 29 mil muertes violentas; hambre y falta de comida que solo producen agonías y desnutrición; desabastecimiento de medicinas que provocan decesos y la reaparición de epidemias. Más de 120 presos políticos, injusta e ilegalmente privados de libertad; la corrupción generalizada; el ataque sistémico a la empresa no oficial y a los medios de comunicación independientes. La inconsulta, violenta e inconstitucional ideologización de la educación; los intentos de anular a la Asamblea Nacional; el cierre del camino electoral; la crisis financiera y últimamente la confusión e improvisación con el uso y desuso de la moneda de mayor valor que creó gran incertidumbre y angustia en la población forman parte del año recién finalizado», relató el alto prelado.

Precisó que tres experiencias que se llevaron a cabo el pasado año, revelan el deterioro de la calidad humana y la convivencia social que actualmente padece el país.

«La masacre de Barlovento, los saqueos de Cumaná, Ciudad Bolívar y otras partes, y el asalto al Monasterio Trapense en Mérida, ejemplifican una verdad latente, elemental y conclusiva. En la historia venezolana de los últimos 50 años, los ciudadanos no habíamos atravesado una etapa tan dura e incierta», sentenció.

A pesar del referido escenario, el presidente de la CEV calificó como noticia positiva la designación del Arzobispo de Mérida, Baltazar Porras Cardozo, como nuevo Cardenal de la Iglesia Católica, lo que a su juicio, fue un gesto de buena voluntad y un regalo por parte del Papa Francisco.

«Esta honrosa designación al actual Arzobispo de Mérida, lo convierten en un actor de las decisiones de mayor envergadura del pontificado Romano. Ha pasado a ser oficialmente, uno de los consejeros inmediatos del Romano Pontífice. A partir de ahora sus opiniones y actuaciones tendrán resonancia mundial. Venezuela toda ha salido ganando», resaltó.

También destaca la designación del padre Arturo Sosa para el cargo de Prepósito General de la Compañía de Jesús, siendo el primero sucesor de San Ignacio de Loyola que no proviene del continente Europeo.

El diálogo fracasó

Con respecto a la mesa de diálogo instalada entre el gobierno y la oposición, y en la cual la Iglesia Católica ha sido protagonista por su rol de mediador, Padrón aseguró que esta instancia fracasó «porque ninguno de los sectores estaba comprometido a dialogar por el bien del país, sino por sus intereses personales y políticos».

«La mesa de diálogo integrada por 4 equipos de trabajo, sesionó y en definitiva su mecanismo no funcionó. La metodología empleada no condujo a resultados reales evaluables como se esperaba. Predominaron los discursos y las promesas, pero sobre todo el diálogo fracasó en esta ocasión, por una maligna unión de factores. No había voluntad sincera de dialogar(…) es que ambas partes gobierno y oposición no asumieron el diálogo en función del país, sino que lo consideraron más bien como una simple estrategia política útil, no para resolver los grandes conflictos que afectan a todos por igual, sino para fines individuales e incluso subalternos», opinó.

El prelado se atrevió a concluir que para el gobierno, «el diálogo fue un instrumento para ganar tiempo y frenar la tensión interna y externa que tenían por la convocatoria a referendo revocatorio contra el Presidente de la República. Y la oposición asumió el diálogo simplemente como una oportunidad para exhibir las innumerables deficiencias, principalmente del poder ejecutivo, pero también de los otros poderes afines y dependientes de él, en materia de derechos humanos, economía y falta de transparencia en su gestión».

El gobierno es responsable

El arzobispo de Cumaná aprovechó la oportunidad para responsabilizar al gobierno nacional de utilizar subterfugios judiciales «y la mayoría que tienen en el directorio del Consejo Nacional Electoral para secuestrar sin fecha límite, la convocatoria al referendo, es decir, para negarle derecho al voto que tiene el pueblo en ejercicio de su soberanía».

«El secuestro del diálogo se produjo 10 días antes de la instalación de la mesa, cuando el gobierno negó toda posibilidad de referendo (…) señalar a la Santa Sede o a los partidos políticos como supuestos responsables que no se haya favorecido la convocatoria efectiva del referendo, no solo no es cierto, sino que le quita el peso de la responsabilidad histórica que tiene el único responsable, que son las autoridades del gobierno nacional y sus operadores electorales y judiciales», dijo.

Igualmente acotó que el diálogo tampoco tuvo respaldo de la ciudadanía, lo que calificó como una manera de «escurrir el bulto» y evadir la responsabilidad que tienen con el país.
Finalmente, monseñor Diego Padrón, invitó a todos los sectores a trabajar para poder sacar a Venezuela adelante y fortalecer la democracia que se ha visto maltrecha en los últimos años.

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