La resistencia al robo es el motivo que gana fuerza sobre la muerte de Joaquín Antonio Vásquez, un albañil de 57 años que este martes por la tarde conducía una moto azul por la Intercomunal Barquisimeto-Acarigua, al momento del ataque.
Cuando hirieron al padre de tres hijos y abuelo de un niño, frente al barrio El Milagro, regresaba de Sarare, donde dejó a la esposa y el nieto en casa de otro pariente a quien había llevado comida, como solía hacerlo con regularidad. Se dirigía a su casa en La Miel, porque le habían avisado que comenzaría la venta de gas, tal como lo declaró una de las cuñadas del occiso, Yinett Paradas.
Por la personalidad y el ejemplo de honestidad que forjó a lo largo de su vida sus parientes descartan que el homicidio se haya cometido por una venganza. “Era la persona más tranquila del mundo”, definió Paradas. Como no se involucraba en problemas, dijo otro cuñado, Julio Torres, carecía de enemigos. Al contrario, coincidieron los allegados, era atento con las necesidades de sus parientes y colaborador.
Por la inseguridad que se adueñó de los pueblos del municipio Simón Planas, Vásquez había decidido desde hace un tiempo no salir en moto en la oscuridad de la madrugada ni por las noches.
Quienes sufren por la muerte del albañil creen que intentaron quitarle la moto y él intentó evitarlo, una reacción inconsciente, pues, dicen, él siempre repetía que si intentaban robarlo entregaría todo.
Vásquez deja sin concluir, entre otras tareas que la generosidad le permitía, la remodelación que él mismo ejecutaba en la casa de la madre, recordaron sus parientes.
En la familia Vásquez, compuesta por ocho hermanos, es la primera vez que pierden a uno de los suyos en un hecho violento. Piden justicia.
Los más peligrosos
La Miel, Sarare y los barrios La Manga y El Milagro están catalogados por los habitantes como los de mayor peligrosidad en Simón Planas. Los robos ocurren con regularidad de día o de noche.
“Antes uno dormía con las puertas abiertas, ahora no”, comentó Torres. Hace más de un año, luego de protestar en la entrada de La Miel por la muerte de un vecino, las autoridades les devolvieron la serenidad por unos seis meses. Después, no volvieron a hacer patrullaje y los delincuentes volvieron a actuar libremente.