Al cierre de 2016, la economía venezolana presenta un cuadro deplorable, con una contracción del Producto Interno Bruto estimada en 12 %, una tasa de inflación que excede el 500 % y una caída de las reservas internacionales de aproximadamente US$ 5.200 millones.
Así lo informó en una nota de prensa el economista y diputado, José Guerra, quien agregó que ello se tradujo en una disminución del salario real superior al 20 % y un incremento de los niveles de pobreza que rebasó la cota máxima que registró históricamente este indicador en 1998.
Además, señaló que en una perspectiva de mediano plazo, se puede calificar al trienio que va de 2014 a 2016 desde el punto de vista económico y social, como el «trienio perdido».
«Con relación al 2012, durante ese lapso la economía perdió más del 20 % de la producción de bienes y servicios, registró una tasa de inflación acumulada de 2.940 % y las reservas internacionales se redujeron en US$18.887 millones, lo que refleja un deterioro considerable del sector externo», puntualizó.
Según su criterio, el factor fundamental detrás de la pronunciada declinación de la actividad económica radica en la aplicación de un modelo económico estatista y un esquema de política económica basado en la hostilidad hacia la inversión privada en medio de un sistema de controles de precios y de cambio que inhibe la inversión y genera incertidumbre entre los agentes económicos.
«Venezuela se encuentra al borde de una hiperinflación. Más allá del debate sobre las cifras que caracterizan ese proceso, es claro que una tasa de inflación mensual en el entorno del 20,0 % configura un cuadro de obvio peligro hiperinflacionario, a la cual se suma una caída vertical de la demanda por dinero que propician la inflación y la depreciación del bolívar», concluyó.