Este 30 de diciembre fue diferente en EL IMPULSO, bajo un panorama de incertidumbre y pesar los trabajadores acudieron a sus puestos de trabajo como siempre lo hacen pero con la certeza de que laborarían en función de la última edición de 2016 con la cual se agotaría la última bobina papel periódico.
Desde anoche, la rotativa quedó apagada hasta nuevo aviso. Nadie puede predecir la fecha de retorno, pero todos confían en que existe.
Los 11 trabajadores del área de impresión o de prensa nocturna, como se les conoce internamente, son los que vivieron con mayor pesar la fecha porque trabajan directamente con esa materia prima que llegó a su fin.
El señor Domingo Antonio Piña, coordinador de Impresión nocturna y con más de 40 años de labor ininterrumpida en la empresa, se encontraba visiblemente afectado.
Llegó una hora antes del inicio de su jornada, prevista para las 8:00 de la noche, y junto a su equipo se dispuso a esperar el fin del proceso de producción para proceder a imprimir esta última edición.
“Esta es una situación que me afecta, más allá del ámbito personal es una realidad que incide en la sociedad, porque EL IMPULSO desde sus inicios hasta la fecha ha sido ventana de muchas personalidades y ha sido la casa formadora de muchos empleados y profesionales que han luchado por mantener el periódico en la calle”, expresó.
Los sentimientos de Piña eran visibles. “A este trabajo me entregué con alma, vida y corazón… no mido horarios, solo pienso en que el producto de calidad llegue a la calle”.
Al mostrar el sitio vacío donde otrora se almacenaban las bobinas, detalló que hace escasos años habían allí hasta 200 bobinas
“En una oportunidad el doctor Juan Manuel Carmona me dijo: le entrego las llaves del portaaviones de la empresa, que es la rotativa, y desde entonces asumí con responsabilidad el cargo… dicen que por mis venas no corre sangre, sino tinta y creo que así es”.
Dice que en materias de artes gráficas y de impresión, quienes trabajan con una rotativa se encuentran en “las Grandes Ligas”, de allí que “para nosotros sería muy difícil perder nuestros puestos de trabajo. Por eso hoy, es cuando más valoramos nuestro trabajo y rogamos a Dios todopoderoso que esta situación se normalice”.
Día triste
En un recorrido realizado por los distintos departamentos de esta casa editorial se logró pulsar la opinión de los trabajadores. Las expresiones de desconcierto, con nudos en la garganta, fluyeron en una especie de desahogo colectivo.
La primera en expresarse fue Elvira Rosa Zambrano, quien lleva 38 años de labor de ininterrumpida en el área administrativa: “esta situación me genera un gran estrés laboral y al mismo tiempo una profunda tristeza”, expresó con lágrimas en los ojos.
“Este día de trabajo ha sido triste, los clientes también nos han manifestado su pesar y ruegan que llegue papel, porque ellos se benefician de nuestra labor. Es una situación afecta el ámbito interno, pero también el externo”.
Por su parte, el analista de Seguridad y Salud Laboral, Alexis Rodríguez, con un año y cinco meses de labores en el Departamento de Desarrollo Humano y Organizacional, dijo que lamenta el cierre de la edición impresa de forma temporal. “Esto es algo que atenta contra nuestro derecho al trabajo y, en lo particular, es un riesgo fuerte porque este es mi primer trabajo”.
Haydee Ramos, analista de Relaciones Laborales y con 8 años de desempeño laboral, dijo que teme por su seguridad laboral y la de sus compañeros, así como por la estabilidad de su familia. “Este medio es patrimonio local y patrimonio de varias generaciones de la familia Carmona, por eso esperamos que el Año Nuevo nos traiga buenas noticias”.
Milagros Colmenares, con 38 años de labor en la CA EL IMPULSO, se mostró preocupada por su porvenir y bienestar.
Ronald Rodríguez, con 26 años de ejercicio, dijo que la situación causa preocupación familiar. “Mi esposa también trabaja aquí y ambos vemos con preocupación lo que sucede, el artículo 87 de la Constitución que establece el derecho al trabajo se está violentando… aparte de tristeza siento rabia, porque lo que vivimos depende de un agente externo a la empresa”.
Omar David Suarez, periodista e infógrafo desde hace 16 años en EL IMPULSO, dijo que muchos dependen únicamente de este trabajo. “Que apaguen la rotativa de forma temporal y que no se tenga el periódico impreso es letal para 180 familias”.
Carlos Dimopoulus, integrante del departamento de Sistemas, se dijo preocupado y molesto, “están jugando con nuestro derecho al trabajo”. Lo mismo expresaron Douglas Alvarado y Carmen González, integrantes del Centro Interno de Documentación.
“Estoy indignado frente a la posibilidad de quedar sin trabajo y sin sustento, e impotente porque es una situación que escapa de las manos de todos los que aquí laboramos”, enfatizó Alvarado.
Los miembros del área de Seguridad Patrimonial, Vladimir Torres y Jhonny Hernández, también hicieron externos sus sentimientos de pesar. “Esto es muy duro para todos nosotros”, dijeron.
En tanto, el reportero gráfico Luis Salazar, próximo a cumplir 20 años de servicio, consideró que la rutina no será la misma a partir del próximo lunes 2 de enero de 2017, “por culpa de un gobierno que no quiere otorgarnos el papel necesario para trabajar en condiciones normales”. Su compañera, Karen Paradas, con un año de servicio, dijo sentir incertidumbre.
“En este poco tiempo he aprendido mucho de mis compañeros, siento incertidumbre… hoy fue un día extraño, melancólico”, expresó.
“Me duele el alma”
Gisela Guevara, jefa de Ediciones Especiales, expresó sus sentimientos con dolor y profunda tristeza marcada por sus más de 40 años dentro de la familia de EL IMPULSO.
“Tengo a mi cargo solo la revista Gala, porque debido a la situación país dejaron de circular productos como Velada y la sección de Sociales, por el mismo problema de papel. Esto es muy difícil, estoy aquí desde 1974 y todo lo que sé lo he aprendido aquí, esta ha sido mi escuela, mi universidad, mi casa, mi familia… no me imaginé jamás que un día como este llegaría”.
Los trabajadores más jóvenes dijeron que la situación cortaba sus alas y sus sueños, en el principio de su ejercicio profesional. “Si eso le ocurre a la juventud, entonces a quienes tenemos toda una vida dentro de esta casa editorial nos rompe el corazón, porque vemos que cada día se reduce el espacio para informar, formar, entretener y transmitir información, además de que está en riesgo la continuidad de formación de las futuras generaciones y de brindarles la oportunidad que nosotros obtuvimos de nuestros antecesores”.
A Guevara se le hizo difícil encontrar la palabra exacta para definir sus sentimientos: “me duele el alma y el corazón”, concluyó.
Anunciantes solidarios
Azorelys Álvarez, actual gerente de Ventas, contó que llegó a esta casa editorial en calidad de pasante. “He pasado por diferentes áreas de trabajo y desde 2012 en esta gerencia, y como la mayoría de trabajadores estoy triste al ver que llegó el día que nos habían advertido”.
Denunció que el gobierno nacional, a través de Corporación Maneiro, “se ha dedicado a sembrar angustia en todos nosotros. Lamentablemente, en sus manos está el poder de decidir si continuamos o no nuestra labor”.
Álvarez también dijo sentirse satisfecha de la actitud asumida por los anunciantes frente a esta realidad. “La mayoría de ellos han mostrado su lado solidario y dicen que desean seguir viéndose en EL IMPULSO, mediante cualquier plataforma, lo cual nos llena de satisfacción en medio de tanta tristeza”.
La gente, dijo, nos reconoce como un icono de la región, como si fuésemos el Obelisco o el tamunangue. “Son muchos años de historia y el pueblo de Lara, y de Venezuela, nos siente como parte de su familia. Confío en Dios, esto se solucionará pronto, volveremos nuestro producto impreso y volveremos a estar en manos de nuestros lectores y anunciantes”.