Visiblemente afectados los trabajadores de EL IMPULSO se pronunciaron ante el inminente cese de circulación del diario más longevo del país. “Su segunda casa” está triste, en silencio. Ya no se escucha el bullicio de los periodistas en la redacción. Todos están expectantes hasta el último día.
Lo mismo pasa en el área de rotativa, en donde sale por primera vez ese periódico que acompaña su café en el desayuno. Jhonny Betancourt uno de los encargados del área se mostro visiblemente triste por tener que apagar la gran máquina. “Nosotros dependemos de este periódico, mi familia y la de mis compañeros. Tener que apagar esta máquina para mí es muy triste”, dijo Betancourt.
Con 38 años siendo parte de la familia EL IMPULSO, Elvira Zambrano, la cara sonriente de todo aquel que llega a las taquillas del Edificio El Impulso. Desde hace varios días no muestra esa bonita sonrisa. Elvira también esta triste. “Con esto que está pasando me siento muy triste… En 113 años es primer año que pasamos tan triste”, dijo la señora Zambrano con la voz quebrada.
Y es que esa actitud se respira en el resto de las aéreas. A pesar de que siempre tiene algo que decir para salir al paso a quien sea, Gisela Carmona también se siente triste. Dice que es muy llorona, pero con esta situación esa característica aflora con más facilidad. “Tengo la vida en EL IMPULSO” dijo la gerente de producción y mercadeo de la empresa. Por ser parte de la cuarta generación que maneja esta casa editorial, Carmona tiene toda la propiedad para decir que esta es su casa. “Seguiremos informando porque nuestra función es esa, seguir adelante e informar”, dijo Carmona sin perder las esperanzas de que el insumo termine de llegar.
Pacifico Sánchez, una de las plumas más virtuosas del periodismo es parte de esta familia desde hace medio siglo. Puede que este triste, sin embargo su aplomo puede más que la tristeza. Sánchez denuncia visiblemente molesto la situación por la cual pasa este rotativo. “Lo que está ocurriendo en este momento es una violación flagrante de la Constitución, derechos al ciudadano de estar informado, nos violan el derecho a la libre expresión y al trabajo”.
“Soy Impulso” dijo Marxy Rodríguez quien tiene más de 16 años en la empresa. Detalló todas las penurias que como empleada del periódico le ha tocado pasar desde hace dos años por el tema de la falta de papel. “Estamos sometidos a un estrés constante. Pensé que este día no iba a llegar. Que como en los últimos años el papel iba a llegar. A última hora, pero iba a llegar. Saber que tenemos una fecha limite no es lo mejor”.
“La vida será diferente para cada uno de nosotros”, dijo Cecilia Linares, coordinadora de redacción con más de 21 años perteneciendo a EL IMPULSO. “Aunque esto se viene anunciando desde hace algunos años el tener que salir de circulación es bastante triste”.
