En el sector La Lagunita, al este de la ciudad, las calles se encuentran permanentemente destrozadas, con el agravante de que los organismos a los que corresponde repararlas no pueden hacerlo porque en pocos días se vuelven a dañar.
“Es que no hacen bien los trabajos. Primero tienen que reparar las tuberías que se rompen a cada rato para luego echarle el asfalto otra vez”, argumenta Ramón Sequera.
Este vecino, con muchos años residenciado en la zona, dice que la subida de La Lagunita es utilizada a diario por muchos conductores procedentes de Cabudare o Yaritagua, quienes de esa forma evaden los semáforos de la avenida Lara sino tienen que seguir por esa vía hacia el centro.
Todo tiene su origen en los botes de aguas, blancas y servidas, existentes en toda la zona, algunos de grandes proporciones como el de una quinta de la parte alta de La Lagunita, desde donde corre un río de agua pura que de manera permanente forma una laguna diagonal al Colegio Andrés Bello.
Quienes son usuarios diarios de la subida de Santa Rosa, concretamente entre la redoma y la pasarela, observan como a toda hora y sobre todo en las tardes, el agua corre por ese tramo de la avenida Lara y ya ha sido causante de unos cuantos accidentes automovilísticos pues algunos vehículos resbalan y hasta se estrellan o saltan las aceras, afortunadamente hasta ahora sólo con pérdidas materiales.
Aunque faltan pocos días para la procesión de la Divina Pastora, los vecinos y usuarios de la subida de La Lagunita aspiran que, al menos de manera provisional, la recuperen para los primeros días de enero y que próximamente lo hagan de manera definitiva.
Pero que antes los técnicos de Hidrolara realicen un estudio de la situación de las filtraciones de aguas blancas y servidas y las eliminen, para que la alcaldía no tenga argumentos para no reparar las numerosas calles deterioradas que impiden el normal desenvolvimiento del tránsito automotor.