Como ya es costumbre, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) -una organización que nació en el año 2005, dirigida por el profesor Roberto Briceño León y conformada por profesionales de 7 universidades del país- presentó este miércoles 28 de diciembre su informe anual sobre los índices de conflictividad y violencia que se registraron en el territorio nacional durante el año 2016.
En el informe, que además se divulgó en todos los estados del país con el apoyo de los coordinadores regionales, destacó que Venezuela cierra su año 2016 con un aproximado de 28.479 muertes violentas, y se posiciona como el segundo país con más violencia a nivel mundial.
“Una realidad que ha permeado en todas las estructuras de la sociedad, las ha resquebrajado y ha hecho que los venezolanos -por los altos niveles de conflictividad e inseguridad que estamos viviendo- se hagan cada vez más vulnerables a las emociones negativas, a la intranquilidad, a la tristeza, la desesperanza, el miedo, entre otros”, indicó Carlos Meléndez, coordinador del OVV-Capítulo Lara.
Lara: décimo octavo lugar en la lista de estados violentos
Ahora bien, en el caso particular del estado Lara -en esta entidad que en otrora se ha definido como una de las más inseguras del país- el año concluyó con una tasa de 59 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Esto es -según el análisis de Meléndez-1190 fallecidos por acciones violentas desde enero hasta la fecha actual, razón por la que se encuentra en el décimo octavo lugar en la lista de entidades más violentas de Venezuela, y el motivo de mayor preocupación y/o desafío para el año 2017.
Esto, explica el sociólogo, porque “a pesar de los pesares, a pesar de creernos lejos del top 10, es imperioso seguir preocupándonos y ocupándonos de esta realidad. ¿La razón? Aunque tengamos el puesto Nº 18, aunque nos veamos distanciados de Aragua, Miranda y Distrito Capital que poseen los 3 primeros lugares, y aunque existan ciudades con datas más alarmantes que las nuestras, Lara sigue por encima de los renglones internacionales (31 homicidios por cada 100.000 habitantes) y eso la posiciona como una ciudad altamente peligrosa”.
Asimismo -agregó- otro de los elementos destacados en el informe de la OVV-Lara fue que el 90% de las víctimas pertenecen al género masculino; el 73% de los victimarios son jóvenes entre los 15 y 33 años de edad, y las parroquias del área metropolitana donde se registran más hechos violentos son Juan de Villegas, Tamaca y Unión.
En ellos, el principal problema es el surgimiento de grupos organizados que filtran e inyectan la delincuencia entre los habitantes, y se convierten en focos principales para la delincuencia y la violencia organizada, aclaró Meléndez.
Crisis económica, un aliciente para la violencia
Una situación que se complica ante la crisis económica del país pues, “en una sociedad donde la gente está pasando hambre, donde la vida cada vez es más cara y los medios para alcanzar los productos se hacen cuesta arriba, algunos han optado por escudriñar la basura o por delinquir como un medio para su subsistencia”.
“En el 2016 -agrega Meléndez- se roba y se asesina por hambre (…) se saquea, se cae en conflictividad y se atenta contra la integridad del otro por la necesidad de adquirir alimentos (…) es una respuesta de la sociedad civil que no confía en el modelo de gobierno, en las instituciones, en los efectivos policiales, en las cárceles y en los tribunales; y por ello, han decidido tomar la justicia por sus propias manos”.
Denunciar y no perder la esperanza
Por esta razón, y a fin de que los venezolanos no pierdan las esperanzas, Meléndez indicó que es necesario no perder la capacidad de asombro, no dejar que los índices de violencia hagan mella en el inconsciente colectivo de los venezolanos, y denunciar cualquier hecho de violencia que se registre en el ámbito de acción en el que se encuentre el individuo. Así, de esta manera, los antecedentes serán cada vez mayores, y la necesidad de purificar el sistema judicial será inminente.
Ya por último, es importante destacar que los resultados de este informe fueron extraídos de una metodología compleja en la que se unen: los resultado del Observatorio, de la prensa, de datos primarios obtenidos por fuentes -oficiales y extraoficiales- y las encuestas de victimización. En el caso de Lara los medios seleccionados para llevar el registro son EL IMPULSO y La Prensa.