Cardenales se ha puesto demasiado incómodo para sus rivales. Su envión final en la eliminatoria amarga y trastoca.
Anoche le tocó recibir la medicina a los Tigres en su propia casa. Los felinos, nerviosos, jugando mal, cayeron por dos carreras, 5-3, ante un club que no retira el pie del acelerador, llegó a 37 triunfos y convirtió en matemático un primer lugar que hace rato era virtual. El corazón ofensivo estuvo indolente.
Ravelo, Montero, Rivero y Valbuena se embasaron en diez ocasiones. El fornido designado empujó un trío y para colmo de males del contrario la defensiva roja estuvo nuevamente impecable, sobre todo con un engarce de Jairo Pérez con corredor en segunda y un out en el sexto, decapitando un tablazo que pudo haber cambiado el curso del encuentro. César Jiménez lanzó mejor de lo que dice el resumen de su actuación.
No le sonaron batazos contundentes y sólo tuvo un tramo de muchas complicaciones, el tercero, donde Ramón Flores le empujó dos con un globo bien colocad por la banda izquierda. El relevo intermedio (Morales, Calero, Jhondaniel Medina) trabajó con soltura y eficacia, entregándole el cierre a Luis Avilán, de labor expedita, candidato para eso cuando sea menester.
Lara se garantiza diversos beneficios al amarrar la azotea de un campeonato que arde en la parte de abajo. Abrirá en casa todas las series que juegue, escogerá primeroadiciones y sustituciones, y hasta tendrá, en dado caso extremo, un partido por el comodín. Desde la 2000-2001 Cardenales no culminaba con el mejor registro del circuito.
Llega el epílogo de la eliminatoria en el feudo de la Rotaria, con La Guaira y Aragua como oponentes hoy y mañana. En manos de los líderes absolutos está el destino de los visitantes. El empuje es vibrante. “No te conformes” es el lema de los pájaros rojos.