La oposición no tiene ya nada que hacer, esperar las elecciones de gobernadores y alcaldes del 2017 y medir fuerza para las elecciones presidenciales en el 2018. Algunos precandidatos lo tienen muy claro desde hace tiempo y juegan al agotamiento de los líderes tradicionales de la oposición, es el caso de Henry Falcón. Ya Ramos Allup y Capriles aparecen agotados, ambos juegan hasta el final por la salida, pero fracasaron, ellos lo saben, otros asumirán el año que viene sus puestos, entre esos Falcón. Otros plantean y aspiran a la posibilidad de la tercera vía, un candidato emergente como Lorenzo Mendoza, pero ya experiencias pasadas como las de Pedro Tinoco en los setenta señalan que el venezolano rechaza estas alternativas, pero no por ello se niega el posible intento de levantar una candidatura de este tipo, emulando al empresario exitoso contra los gobiernos ineficientes.
Estas elecciones serán un medidor interesante, ante un gobierno y un chavismo que muchos daban por agónico, creemos que puede haber sorpresa. El chavismo ha salido fortalecido, son los únicos que ofrecen un plan de país, la oposición nada ofrece, solo plantea la salida del gobierno, reivindica el pasado y el neoliberalismo, emulando a Argentina, y Brasil, nada autónomo ni original.
Sería ingenuo pensar que el 2017 será un año tranquilo políticamente, aunque sabemos que la oposición se peleara internamente por imponer sus respectivos candidatos a las alcaldías y gobernaciones, lo cual los debilitara nuevamente, por lo próximo de estas contienda, sabemos que no dejaran de azuzar golpes y afinaran los mecanismos de la guerra económica, como ha quedado demostrado con los sucesos de diciembre y los boicot tecnológicos contra la finanzas publicas, pero convencido estamos que no lo lograran.
Como lo hemos señalado, en el contexto de la crisis no creemos que están dadas las condiciones para movimientos violentos, pero hay que advertir el peligro de la despolitización, el aumento de los ni ni, la abstención que amenaza, las personas que desilusionada del gobierno pero también de la oposición se convierten en mayorías, quienes están centrados en su día a día, en resolver sus problemas de comida y mas nada, una despolitización y des socialización, un encerrarse en sí mismo o lo familiar. Si algo importante se había alcanzado en el chavismo fue reivindicar lo político, la formación y la participación directa y protagónica.
Este año 2017 la política económica tiene que ser la prioridad, junto a la guerra contra la delincuencia, por encima de lo político, sabemos que es difícil, pero guardamos la esperanza que la oposición se centrará en las regionales y el gobierno aunque también tenga que dividir esfuerzo, debe priorizar lo económico, en pro del surgimiento de la Venezuela pos rentística, la Venezuela productiva.
Entre las medidas prioritarias está eliminar el control cambiario, que no sirvió para lo que se propuso, se ha convertido en centro de corruptela, no ha impedido la fuga de capitales, ni la inflación, el contrabando despiadado, y ha debilitado las finanzas de Pdvsa. Así mismo hay que revisar la política de expropiación de empresas, las cuales en su mayoría están quebradas o son centro de burocracia e ineficiencia, rescatar 4 millones de hectáreas en manos del estado que en la mayoría están inactivas, eliminar los subsidios generalizados que alimentan el contrabando y la corrupción, sustituirlos por el subsidio directo a los más necesitados, equilibrar el precio de la gasolina, aliviar el déficit fiscal a través de la disminución racional del gasto público, entre otras medidas urgentes.
No podemos negar que el 2016 en el plano internacional ha sido desfavorable, los cambios ocurridos en la región con una derechización y retorno de los representantes del neoliberalismo, que han asumido una política beligerante en contra del proyecto bolivariano venezolano, y aunado a esto y aun más peligrosa la llegada de un hombre como Trump a la presidencia norteamericana, que se convierte en un mayor peligro. Sin embargo, a pesar de todos los intentos de provocar una intervención extranjera sobre Venezuela, de que en todo el mundo se construya una matriz de que aquí no hay democracia, de que estamos frente a una dictadura, que “nos estamos matando” y “muriéndonos de hambre”, lo que permitiría legitimar la supuesta ayuda humanitaria y que sabemos que en otros países se ha convertido en la justificación para una intervención. Por el contrario, la mayoría de naciones del mundo- aunque no conozcan ni compartan el proyecto político venezolano- han llamado al respeto de la soberanía. Así sucedió en la OEA donde fracaso el intento de imponer la Carta Democrática contra el gobierno. Continuará…