Estudiantes de Guárico manejó la ventaja en el marcador hasta faltar 19 minutos para el pitazo final, pero un descuido en defensa le abrió las puertas al Sportivo Limpeño para anotar un tanto que lo devolvió a la vida y le condujo a una remontada 2-1, en la final de la Copa Libertadores femenina, disputada anoche en suelo uruguayo.
Así las cosas, la oncena criolla quedó a las puertas de lo que habría sido un hecho histórico, toda vez que ningún club de este país ha logrado cargar con el trofeo de campeón del certamen que agrupa a los monarcas de las distintas ligas que hacen vida en el área sudamericana.
Tras un primer tiempo de estudio, con ambos clubes sin tomar mayores riesgos en ataque, la tropa llanera, dirigida por Omar Ramírez y que contaba en sus filas con las mundialistas Sandra Luzardo y Dayana Rodríguez, tomó la delantera al minuto 46, apenas iniciado el complemento, gracias a un buen remate de Paola Villamizar, lo que en su momento significaba un paso gigante en el propósito de lograr el título.
Estudiantes, que llegó al partido final sin recibir goles, cifraba en la solidez de su defensa las esperanzas de completar la encomienda, visto el notable desempeño mostrado en los anteriores desafíos. Pero al 71 llegó la acción que niveló las acciones y le cambió la cara al compromiso, un tanto marcado por Liz Peña y que acabó con la seguidilla de minutos (431) de la portera criolla, Lisbeth Castro, sin recoger el balón de su cabaña.
El tanto supuso un golpe de presión para las venezolanas, que cayeron en un juego errante, muy inseguro en defensa, y esa circunstancia la aprovechó el rival para crecer e inclinar la balanza de su lado. Para colmo de males, Maikerlin Astudillo recibió una segunda amarilla y dejó a Estudiantes con una menos, en la recta final del compromiso.
Se aferraba, entonces, el cuadro criollo en la tanda de penaltis para amarrar la corona, pero recibió un mazazo definitivo a un minuto del tiempo reglamentario (89), cuando Damia Cortaza marcó el tanto que sentenció la historia.
Es la segunda vez que un representante del fútbol nacional consigue un subcampeonato en la cita continental, después del segundo lugar logrado por el Caracas en 2014, año en el que perdió la final con el San José brasileño.
