Aspirar es natural, me escribe un lector, pero mi novia que es muy bella físicamente se está volviendo loca, ya no duerme, ni come, solo piensa en billetes verdes. Con abundancia, pero los quiere súbitamente, al chasquido de los dedos.
Ella es una profesional, que no vislumbra expectativas decentes en su tierra, está decepcionada al no ver futuro promisorio. Ha dejado de creer en Dios, pronuncia incluso blasfemias y piensa mucho en el suicidio. Quiere alejarse de su casa materna, le hastía solo llegar a ella y ver paralizado el progreso, como congelado en una foto pretérita.
Ha pormenorizado el lector su descontento con el estado de cosas y el destino de seguir acentuándose la crisis; al ir experimentando como gradual y sistemáticamente la destrucción actual del país; la hiperinflación con estanflación, está desmantelando las familias, los amores, la paz espiritual y salud mental.
Me expone el lector, que incluso su novia le ha llegado a decir «seguro a lo que me dejes me conseguiré un hombre rico con una hummer, que me lleve de viajes, me compre ropa de marca, me lleve a los mejores sitios y restaurantes y derroche dinero en mí y por mí».
De estas aseveraciones son muchas las situaciones que se evidencian: La novia aun no ha tomado el camino del mal. Lo piensa, le coquetea, se le insinúa, lo llama y lo anhela, pero se contiene. El novio sabe que ella no lo quiere, lo que quiere es al dinero. Se lo ha dicho. Se lo exige. Es ambiciosa, pero aún hay semillas de Dios en ella. Ya nos dijo Víctor Hugo: «La conciencia es la presencia de Dios en el hombre». Ella está aguantando estoicamente el vendaval que desmorona al país, y a su amor por él. Pero la barrera como un dique fisurado amenaza con desplomarse y llevar a la desesperación.
La etérea posibilidad de tener una casa moderadamente confortable, un auto nuevo, renovar el guardarropa con prendas nuevas y bonitas, divertirse con contemporáneos en lugares sanos y alegres, se le está escapando como el agua entre los dedos.
Una visión devastadora es constatar que la juventud está sintiendo crujir sus vidas y quieren salvarse a como dé lugar. Y he allí el peligro, «salvarse a como de lugar» puede destruirles el cuerpo, el alma y llevarlos a un despeñadero moral y espiritual y en la que la búsqueda de mejores horizontes puede cegarles el destino y ser carne de cañón para truhanes, traficantes de droga, trata de blancas, traficantes de órganos, proxenetas y no pare usted de contar la vorágine de vilezas a las que pueden ser sometidas las jóvenes y los muchachos ante la crispación que viven. ¡Dios los proteja!
Una visión alentadora es que consigan gente buena, llena de principios morales y espirituales que les den auxilio y acogida en esta diáspora que sufre el país y a la que se suman cada día más. Y a llegar a otros horizontes sean ayudados con beneplácito y sus veloces pero frágiles e inocentes mentes y cuerpos sean honrados y respetados para comenzar una vida llena de prosperidad en la decencia, sin olvidar que el cuerpo es tiemplo del espíritu Santo y que nada debe mutilar el sitio donde mora Dios.
No es pecado que tu novia quiera una Hummer -podría sí, querer otro auto menos ostentoso, pero es otro asunto-, el pecado puede configurarse en la manera como quiera ella hacerse de una Hummer, los medios y los recursos y la forma como quiera obtener la Hummer es lo que pone en riesgo su alma, la pérdida de su reputación y hasta de su vida. Dios proteja a tu novia y te haga el milagro de rescatarla para Dios primeramente, para su familia y para ti. Pero alégrate con que Dios la salve para ella misma.
Alégrate conque sea una mujer de bien, que no haya tenido que seducir a ningún hombre para hacerse de fortuna y en ello perder su alma inmortal.
Sobre elogio de la mujer virtuosa lee Proverbios 31:10-31. Que Dios tenga misericordia de esta tierra y de sus hijos.